Atención señores porque ya estamos entrando en la penúltima curva. Aquí les traigo calentito mi tercer relato bitel. Después de escribir los dos primeros, fue que me di cuenta de que debía apurar más el número de palabras y yo, que siempre fui fan de las ficciones y alephes del señor Borges, recordé aquel relato suyo titulado 'Pierre Menard, autor del Quijote' que siempre me hizo mucha gracia. Considero a Borges uno de los grandes humoristas argentinos del siglo XX, mucho mejor que Andrés Calamaro, donde vamos a ir a parar.
De esta manera alcancé prácticamente los deseados 300 vocablos que pueden leer a continuación...
Pierre Menard, autor del Sargent Peppers
Conocemos a Pierre Menard por el famoso relato de Borges. La hazaña de Menard -escritor simbolista francés del XIX- consistió en escribir el Quijote, palabra por palabra, sin el modelo original delante sino a través de la experiencia metafísica de ponerse en el lugar y en la época de Cervantes. Lo que no nos cuenta Borges, probablemente por desconocimiento, es que Menard fracasó en el intentó de regrabar el Sargent Peppers pista por pista. El dato salió a la luz recientemente.
Gracias al trabajo de un grupo de investigadores de la universidad de Lille, sabemos que Menard escondía en el sótano de su casa un melotrón, varias guitarras y bajos eléctricos, un combo de batería, un órgano Hammond B3, una sección de metales y varios componentes de la filarmónica de Lyon secuestrados, junto a un cuatro pistas rudimentario pero útil. Al igual que había retrocedido hasta el siglo XVII para ponerse en el contexto de Cervantes, nuestro pionero tuvo que avanzar mentalmente casi un siglo para emprender su obra musical más ambiciosa: el Sargent Peppers Lonely Hearts Club Band. El reto era ambicioso, difícil, transgresor, pues suponía un salto estético, social y musical de gigante. No fue esto un problema para Menard, un tipo avezado, chovinista y lleno de amor propio. El problema con el que se topó fue distinto. Aquejado de un problema cardiovascular, Menard dejó este mundo durante la grabación del clímax de ‘A day in a life’, canción que él consideraba su obra cumbre. Un soplo en el corazón, probablemente producido mientras escuchaba las tomas finales, fue el culpable. La interminable escala ascendente se lo llevó un 7 de junio de 1883.
Los investigadores guardan con celo el diario de grabación donde se detallan todas estas revelaciones. Los apuntes sobre las sesiones aún no han sido publicados.
F-I-NNo quiero que me acusen de intelectual; acúsenme de hedonista. No se pueden imaginar cuánto placer me proporcionó la escritura de este relato. Aún puedo imaginar e a esos investigadores de la universidad de Lille hurgando en el sótano de la casa decimonónica de Pierre Menard, entre polvo y legajos.
Ahora la pregunta es: ¿Por qué fracasó este relato? ¿Es que no había ni un sólo redactor argentino en el tribunal? ¿O es que quizá había un argentino pero se sintió ultrajado?
Nunca lo sabremos, la respuesta se perderá en el tiempo como gota de lluvia o bien habrá que preguntar a ese grupo de investigadores de la universidad de Lille...
En fin, recuerden que esto no es todo amigos: mañana cuarta y última secuela. Lo mejor por llegar. (No puedo evitar comentarles que en la imagen de arriba Borges transmutado en Lennon me recuerda a Mick Jagger en la actualidad. Nada, sólo eso)
3 comentarios:
Mate, es absolutamente impresionante este relato. Los anteriores son buenísimos, pero este me parece moito moitísimo. Aunque no exagere... ¿Borges más gracioso que Calamaro? Nah
Oh cielos, Mylodon!
Has roto mi plan de conseguir CERO comentarios en la serie 'Fracasa más, fracasa mejor'.
¡Maldita sea!
¿Acaso te has propuesto arruinar mi objetivo de seguir fracasando?
Me siento como el ermitaño del enebro en la vida de Brian. (¡30 años sin hablar!)
No te apures Mylodon, se agradecen tus alabanzas aunque disentamos acerca del humor de Borges versus calamaro.
¡Grande! De fracaso en fracaso, hasta la victoria final... Churchill dixit.
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