...Y QUIZÁ TE QUIERA. Por Alberto MATE aka Dr.Rolls & Reverendo Royce

Este blog pretende ser una suerte de viaje sentimental, un diario personal, un anecdotario vital, una visión subjetiva y personal, qué sé yo, un TODO alrededor de los Beatles. Fanatismos aparte, no se debe confundir con una enciclopedia: los datos sobre los cursimente llamados Fab Four ya se encuentran en la red y en miles de libros; no deseo aturullarles con cifras, fechas e historias manidas. Pasen y disfruten, un splendid time está guaranteed for all.

jueves, 29 de octubre de 2009

¡Dónde vas, alma de goma!

Las cosas que suceden en la adolescencia, etapa de la vida guiada por la desorientación, la duda y la hormona, son imprevisibles. Es un momento de hastío vital, montaña rusa de emociones, descubrimiento de la soledad, del sentimiento de grupo o manada, en fin, de tantas cosas.

El hastío
Finales de los ochenta, 15 años, fin de semana sin planes, aburrimiento, tarde de sábado interminable, otoño casi invierno (ay, la cuesta abajo del otoño, noviembre que rima con diciembre, navidad, lo peor por llegar). Decido tomar el autobús de línea e ir a esos grandes almacenes donde siempre es primavera. (Para los no iniciados, la gran cadena española de almacenes ‘elcortinglés’). Objetivo: el Rubber Soul, ese disco de foto virada y tipografía sicodélica, el también llamado disco americano de los bitels. Entonces, yo no sabía nada de esto, simplemente me obsesionaba esa portada, me gustaba, me sugería, necesitaba, quería ese disco y lo quería ya. La cuestión es que en mis planes no entraba la idea de pagarlo: la cosa consistía en mangar la versión musicasete (asqueroso soporte de antaño, pero con la ventaja de ser infinitamente más reducido en tamaño que un vinilo delator). Sí, mangarlo, hurtarlo, tomarlo prestado, lo sé, yo, clase media bien, con paga semanal, regalos de cumple y navidad, sin estrecheces, con cierta capacidad de ahorro, el niño buenas notas… en fin, sean comprensivos, la adolescencia está necesitada de emociones, de planes, de sueños… y llena de testosterona. La aventura estaba a la vuelta de la esquina, cualquier anecdotilla era susceptible de ser amplificada en el patio carcelario del cole. Este disco merecía el precio del riesgo con doble victoria: la de aumentar mi colección y, por otro lado, vivir la vida intensamente (mangar en el cortinglés, qué atrevimiento… ¡que se jodan!).

Los nervios
Baste decir que entré en los almacenes con un cartel en la frente, en los ojos, en la mueca de la boca. Yo no lo veía, pero debía decir algo así: ‘Hola, vengo a mangar un casete de los Beatles, muchas gracias por su colaboración, son muy amables’. Pasé inevitablemente por la sección de perfumes, bajé al semisótano, di con la sección de discos. Mi capacidad para mantener las pulsaciones a un nivel aceptable, sobretodo en momentos de tensión, es bastante limitada. Me entró náusea. (Vale, tampoco quiero exagerar, no había babeo asqueroso ni tic nervioso alguno; con mi careto ya era suficiente). Deambulé entre las góndolas de vinilos. Me distraje con disimulo sobre la pila de una letra cualquiera. A mi lado, unas chicas siniestras comentaban disco en mano lo mucho que molaban los Inmaculate Fools. Miré alrededor, vi a un par de marujas y poco más. Ningún dependiente. Vía libre: caracoleé hasta la zona de musicasetes y me lancé a la letra B. Fui pasando cintas, clac clac clac clac. Lo encontré. Ahí estaban: las cuatro caras deformadas me miraban, qué poco lucía la portada tan chica. Pero daba igual, ahí estaba la pieza. La agarré para echar un vistazo. Emoción. Más nervios.

La caza
Pero vaya, no hacía falta mirar alrededor: tenía a las dos marujas en mi cogote -una a mi derecha y la otra a mi izquierda- en conversación a gritos cruzada, algo habitual aquí en España. No alarm no surprises: buscaban a Julio Iglesias. ‘¿Lo has visto Mari? pues no lo encuentro Puri…’ (Maldita sea, ¡¡pues dónde va estar Julio!! Julio no está en la puta ‘A’ ni el la ‘B’ ni en la ‘C’, ¡¡Julio estará en la ‘J’ de los cojones, o en la puta ‘I’!!!). Manoseé la cinta. Miré de reojo. Maldije mi suerte. Esperé. Al fin se marcharon y aproveché para quitar el plastiquillo. Sagaz yo, nadie me pararía: si quitaba el plastiquillo no sonaría la alarma. ¡Jajajja!¡No podrían conmigo!
Tengo las manos grandes, no se crean que es fácil quitar la funda a una mierdecilla de esas. Finalmente saqué la cinta de su caja. No había magnético alguno. Devolví de nuevo la cinta a su caja, miré de nuevo alrededor con falta de naturalidad… y la colé en el bolsillo de mi abrigo. Hecho.

La huída
Ahora sólo faltaba recorrer los escasos metros hasta las escaleras mecánicas. Arriba, la luz de la calle, la libertad. Como un poltergeist (corre hacia la luz, cooorreeee), di los pasos con extraña decisión, era como ir flotando. No miré atrás por miedo a convertirme en estatua de sal. Alcancé la escalera, ya casi tenía el pie sobre el primer peldaño, la victoria era mía, podía palparla, ya sentía el aire fresco del otoño en mi nariz, estaba casi a salvo, correría hasta casa, gritaría, escucharía ‘mi’ disco esa misma noche, it’s only loooove and that is all why should I feel the way I doooo! Sí! Sí! Sí!...
NO.
De repente, alguien me agarró del brazo por detrás y una voz me susurró ‘¿me puedes acompañar?’

Pringao
Ahí estaban la Mari y la Puri: las marujas sabuesas... y el cazador cazado. El bochorno, la vergüenza. Cortina roja sobre mi cara. Saqué la cinta del bolsillo . (Me pareció escuchar a Lennon decir ‘pringao’, pero en inglés, sonrisa de medio lado). Dócil, devolví el botín. ‘Qué manía tenéis de quitarle el plastiquito. ¡Que sepas para la próxima que las cintas no llevan alarma!’, dijo Mari, ‘llévatelo tú, que yo me quedo por aquí...’, añadió, y me dejó en manos de Puri.

La humillación
La ventaja de que te detengan un par de marus –la poli secreta del cortinglés- es el lado maternal, su capacidad para la ternura, algo impensable en el caso de un rudo picoleto o un nacional. Puri me llevó a la primera planta, ella delante, yo detrás como un corderito suplicante: no avisen a mis padres, por favor. La humillación, la impotencia, la falta de reflexión previa me impedía dar una respuesta digna al problema creado; no tenía capacidad de respuesta. Me veía ganador, jamás había reparado en la posibilidad de la derrota. Pasamos una puerta de personal y tras un laberinto de pasillos llegamos a la garita del segurata de turno. Me pidieron el documento y registraron mis datos. Estaba fichado. En ese momento, Puri se apiadó de mi y me dijo bajito, en confidencia: no te preocupes, no escribiremos ninguna carta a tus padres. Fui escupido a la calle por una portezuela secundaria. Se hacía de noche; aturdido, me arrastré hasta la parada de autobús. Regresé a casa.

Alma de goma
La semana siguiente fue un continuo abrir y cerrar de buzón, mañana y tarde, día tras día, en busca de la fatídica carta. Pero Puri tenía razón, nunca llegó.
Compré el Rubber Soul al año siguiente, en vinilo edición americana con la galleta de la manzana grande y reluciente. Flipé con las canciones. Cuánta emoción. Esta vez los pequeños secretos fueron ‘You won’t see me’ (so aaaaact your age) y el bajo fuzz y la propia canción de Harrison ‘Think for yourself’. Pero vamos, el disco es un diez, una obra maestra: se merecía el riesgo que corrí y mucho más a pesar de la humillación. Por un disco así lo volvería hacer... y probablemente me volverían a pillar. Gajes de la falta de oficio.
(¿Dónde andarán las marus sabueso al día de hoy? Si leen esto por favor escriban, se las echa de menos).

miércoles, 28 de octubre de 2009

'Soy fans' (II)

Al hilo de lo comentado en la primera parte de 'Soy fans' (justo debajo), aquí os adjunto el diccionario bitel ideado por Andrés Neuman publicado en el ABCD de las artes y las letras en un sábado de octubre. Sin duda, no se merecía estar perdido entre los comentarios de un post:

ABBEY ROAD: paso de cebra donde Phil Spector debió ser atropellado antes de producir Let it be.

APPLE: manzana podrida.

BAJO: instrumento que Paul reinventó por no querer tocarlo.

BEATLEMANÍA: concepto cuya definición se entendería, si no fuera por los gritos.

CUARTETO: agrupación que Decca consideró anticuada en 1962, demostrando que 2 más 2 no siempre son 4.

DYLAN: droga que más influyó en John a mediados de los 60.

EPSTEIN: corbata en la caverna.

FAN: individuo razonable, hasta que conoce a los Beatles.

GRACIA: única virtud que George Martin no tuvo.

HELP!: petición de auxilio tras sufrir repetidos accidentes de esquí.

IGUALDAD: desequilibrio por el cual Ringo cobra lo mismo que Paul.

JESUCRISTO: estrella que se atrevió a declarar que era casi tan popular como los Beatles.

JODER: palabra y actividad favorita de John.

KLEIN: segundo pulpo en el jardín Beatle.

LESTER: fórmula mágica para que una película con los mejores músicos del mundo no sea sólo un musical.

LISÉRGICO: sentido común de Lennon.

MAHARISHI: inspiración que produce una verdad trascendental, por ejemplo el Álbum Blanco.

NOWHERELAND: patria de todas las patrias.

Ñ: única letra para la que los Beatles no tuvieron música.

ONO: apellido que, como él mismo indica, despierta dudas y negaciones.

PEPPER: único sargento con más autoridad que un general.

PULPO: animal de compañía, si se viaja en submarino.

QUIMERA: decimocuarto LP de los Beatles.

REVOLVER: arma sonora cargada de futuro.

RUTLES: cuarteto liderado por un Monty Python, al que Harrison y sus secuaces parodiaron descaradamente.

SOLO: especialidad de George, en ambos sentidos del término.

TUCSON: localidad de Arizona a la que Jo Jo, ustedes y yo volvemos siempre.

U.S.S.R.: país comunista que continúa triunfando gracias al rock & roll.

VÉRTIGO: período comprendido entre 1963 y 1969.

WALRUS: animal mitológico.

X: opinión de Pete Best sobre sus ex compañeros.

YEAH: conjunción afinada.

ZURDO: naturaleza de cierto individuo sumamente diestro.

lunes, 26 de octubre de 2009

'Soy fans'

‘Voy en tassis
Esto de los plurales nunca lo he entendido bien.
Vamos a ver, un fan de verdad, fan de fanático no de ventilador, un fan auténtico desea devorarlo todo todo sobre el objeto fanatizado, lo hace suyo e intransferible. La capacidad fanatística es individual, uno siempre piensa que es más fanático que el vecino fanático de al lado, que su fanatismo, su amor hacia el objeto fanatizado –en este caso, The Beatles!- es mayor y más íntimo, más profundo y, por tanto, mejor. Cada uno tenemos nuestra manera de expresarlo, la mía es íntima y personal, nada religiosa, simplemente la asumo como lo que es sin molestar al prójimo: el proselitismo lo carga el diablo. Este blog no pretende convencer a nadie, simplemente me hace feliz.

Casi todos los sábados compro el ABCD. Quizá uno de los mejores suplementos culturales que existe. Además viene acompañado por el Abc Corazón, colorín perfecto si necesitas saber en qué anda la esposa de Agag, la última fiesta de Pitita, o conocer a la nueva novia de Iker Casillas. También trae un cuadernillo muy apañado llamado Abc Salud para nuestros cuidados personales. Desgraciadamente para ellas, dejaron de publicar el Abc Mujer. Por último, ABCD viene acompañado de un tabloide que se llama Abc a secas y que es un diario donde escriben unos columnistas descacharrantes (destacable la labor humorística de JM de Prada, un treintañero septuagenario). Para echar la sobremesa del sabadete está más que bien.

La otra semana, el Abc Cultural dedicaba su portada al joven Lennon. La excusa: al fin se editan en español sus obras escritas traducidas al español. (¡Cuidao! Es aquí cuando el fanático, ante la sorpresa de portada tal, se pone ojo avizor, en posición perruna de caza: antebrazo derecho hacia delante, pierna izquierda doblada por la rodilla hacia atrás, posición estática). Nervios. Primer pensamiento: juraría que estos libros ya estaban editados hace años… Creo recordar que yo los tengo por ahí perdidos en la estantería. Segundo pensamiento: portada Lennon, artículo interior cargado de los tópicos de siempre: Ono y la separación, las drogas, que si dijo que los bitels eran más grandes que Jesús, lo de la cama en Ámsterdam o no sé dónde, las fotos de siempre…

Pero nada más lejos de la realidad. El perro de caza abre las primeras páginas y comienza a leer con la lengua fuera y el aliento contenido. A primera vista la cosa no pinta mal: los fotos son bastante originales. El perro se adentra en la espesura del artículo que firma Rodrigo Fresán… y avanza por loa párrafos, olisquea, busca la pieza… y descubre que Fresán está en su misma onda, que cabalgan juntos, que es un tipo con el que podría compartir sus discos y un tiramisú, buena onda. Que, además, el fanatismo de Fresán no le impide ser lúcido y cuajar una serie de brillantes reflexiones que podrían llenar este blog. Bravo. Además, en la columna de la izquierda, Andrés Neuman firma un pequeño diccionario bitel maravilloso lleno de entradas geniales referentes a su universo. (La verdad es que nunca defrauda con sus pequeños diccionarios).

Me gustaría dejarles aquí algunos textos del artículo, pero me temo que no se encuentran en la web (ABCD está flojete con este tema) y, por otro lado, en mi afán de limpieza de los sábados por la mañana, llevé los periódicos al reciclaje entre el montón de papeles perdiendo toda la información que pensaba incluir en esta entrada. Creo recordar que la letra ‘J’ del diccionario decía algo así como: ‘Jesús: personaje que creyó ser más grande que los Beatles’. Yeah!
Por favor, si Neuman o Fresán andan por ahí, les rogaría me ayudasen a recuperar con su permiso esos textos. El camión del reciclaje ya pasó y, de todas maneras, no me veía escarbando en los contenedores.

jueves, 22 de octubre de 2009

Artistas que Tienen un Hemisferio del Cerebro Ocupado por el Repertorio de los Beatles (I)

El gordito de los pixies afirmaba en una entrevista que tiene un hemisferio del cerebro ocupado con el repertorio de los bitels. Yo añadiría que, además, le caben los cuatro en la barriga … jajajjaja! (vale, lo siento, festival del humor).
La verdad es que me pareció una bonita manera de explicar la influencia bitel en su música. Brindo por ello y abro aquí una nueva sección titulada ‘Artistas que Tienen un Hemisferio del Cerebro Ocupado por el Repertorio de los Beatles’. (Disculpen la falta de brevedad del título). Comenzaré con el maldito, dulce, suave, entrañable, yanqui yonqui Elliott Smith.

Elliott Smith (en la imagen agarrado a un sangüis) es el chico de blanco que cantó solito con su guitarra en una ceremonia de los oscars defendiendo la canción por la que estaba nominado. Por supuesto, no ganó: enfrente tenía a la todopoderosa, strepsils y titánica Celine Dion. No podía existir más contraste entre ambos. Las Vegas contra un pueblecito de Nebraska, la épica contra el intimismo, Titanic contra un barquito de papel, (¿cocaína contra heroína?). Probablemente Elliott Smith fuera el culpable de que años después no se permitiera a Drexler defender su canción en la ceremonia. Sin orquestas, ni caras conocidas, ni tramoya de tetas y culos… el mundo no está preparado… That’s not entertainment, idiota!!!

Hoy escucho su Either/or, qué mejor disco para estos días de otoño: es un bálsamo. Me gustan –mucho más, me emocionan- su voz, sus melodías, sus progresiones, sus armonías… este disco respira ternura, amor, desasosiego, vida; es auténtico, real, sencillo: la batería está ahí –quizá simplemente grabada con uno o dos micros-, la guitarra acústica sutil, los arpegios de eléctrica, el bajo apoyando, los pequeños detalles de teclado… todo gira alrededor del discurso de una voz quebradiza. Aquí hay retazos del album blanco, revolver, rubber soul… todo ello pasado a través de la sensibilidad de un musicazo con un hemisferio del cerebro ocupado por lo que nos ocupa. Mi canción favorita del disco es la segunda ‘Ballad of big nothing’, es todo un laberinto de melodías preciosas. Pero es el disco completo lo que se te mete en el corazón: tiene mucha más alma que la señora oscarizada que canta en Las Vegas. Así que cambiemos la realidad, porque podemos y nos da la gana, al día de hoy DE GÜINER IS… ELLIOTT SMITH!!!



(Al hilo de la gracieta de arriba, no puedo resistirme a proponer un segundo apartado: Artistas que Podrían Albergar a los Beatles en su Barriga [A.P.A.B.B.]. Se admiten apuestas. Así a bote pronto se me ocurre, amén de Frank Black The Pixies Fat, mmmh… Demis Roussoss… Falete…)

miércoles, 21 de octubre de 2009

Fisonomía inglesa

Un buen amigo -fanático a muerte de los Python- me envía esta foto junto a la leyenda: los viejos rockeros nunca mueren, pero se estropean que no veas. Le respondo: y sin son ingleses, se transforman en señoras –con permiso de Keith (Richards)-. Cada vez se parecen más a las cincuentonas inglesas a las que tan bien imitaban en sus treinta, me dice.

En esta imagen recientísima, no sé si los Monty Python están dispuestos a hacernos reír o a dar miedo –ahora tan de moda eso de asustar, por cierto-. Mi favorito es John Cleese, segundo por la izquierda, aparentemente normal. La señora a la derecha del todo se llama Eric Idle y era amigo de Harrison. Eric Idle fue el responsable de una película titulada ‘The Rutles’ que parodiaba la carrera fulgurante de los Bitels. Descubrí su existencia hace pocos años y también descubrí que estaba en dvd en mi devedeteca amiga.

La película es un recorrido por la ascensión y caída de un grupo musico-vocal formado por cuatro muchachitos ingleses llamados los Rutles: la historia de la rutlemanía. Repasa sus álbumes uno a uno, parodiando los títulos y videoclips de Bitels. Las canciones que suenan en la película son originales y consistentes, buenas canciones. Tienen títulos como 'The idiot on the hill', 'Let it rut' o 'Can't buy me lunch' (jajajja!). Eric Idle es un buen compositor además bien asesorado por Harrison. Hay quien dice que prefiere las canciones de los Rutles a las de los Bitels, ganas de epatar, gente pa tó. Los Rutles serían mejores que los Bitels si se hubieran anticipado a estos. Así bien ahora estaríamos hablando de una película titulada The Beatles dirigida por Harrison –amigo de Eric Idle- y que parodia a los maravillosos Rutles. John Lennon se llamaría John Cleese.

Mi humilde opinión sobre este proyecto es que la idea de partida es muy buena y que la peli no está mal, tiene su gracia, pero el listón está tan alto con los Monty Python que uno siempre espera una vuelta de tuerca. Quizá sea demasiado previsible, no sé, no quiero parecer uno de esos críticos sabelotodo. Aquí les dejo un video parodieta de submarino amarillo. Pero pueden encontrar casi todo en ese momento de alegría para oficinistas llamado youtube. Juzguen ustedes mismos. La verdad es que acabo de verlos y me parecen buenísimos, muy sorprendentes. Así sueltos tienen más fuerza que dentro del largometraje (laaaargo, como su propio nombre indica).

lunes, 19 de octubre de 2009

La primera vez

El caminito que va desde 'esos pesaos que cantan el yelou submarin' a la perfecta idolatría es inescrutable, imprevisible y, en ocasiones, imposible. Todas las personas están preparadas para creer en la santísima tetranidad -disculpad el símil religioso, hoy me levanté católico-, aunque no todas estén dispuestas a abrir su alma a la revelación. Sí, siempre se te pueden interponer en el camino los clásicos Ramones macarruzos o unos Smiths pesadetes, buenas bandas como White stripes o Arctic monkeys, y/o los cientos de grupos de moda que surgen cada semana... Te dará igual: al final, el monstruo de las 4 cabezas estará ahí siempre, acechante, a la vuelta de la esquina dispuesto a devoraaaarte al menor descuido.

No recuerdo bien cómo ni porqué decidí encaminarme al Madrid Rock de la calle Mayor -hoy en día un VIPS- para comprarme mi primer vinilo bitels. Debía tener 14 años y las ideas claras por lo menos en lo que a comenzar a coleccionar discos de los bitels se refiere. Por aquel entonces había unos locales que daban a la calle y que estaban llenos de discos. Se llamaban tiendas de discos. Estos se ordenaban por orden alfabético, tú los buscabas, elegías uno -o varios- y lo llevabas a la caja. Entonces pagabas y te lo llevabas. (Así era, os lo juro, aún no existía la moda esa de que si te lo llevas gratis el grupo se da a conocer a más gente y llenas estadios y bla bla.)

Ahí estaba yo en la separata de la letra B pasando un vinilo tras otro, help, with the beatles, hard days... sin saber por cuál decidirme, con la única referencia de las portadas: todas molaban. Quizá fuera porque el precio era más económico o vaya usted a saber porqué, al final me decidí por la portada más melancólica donde estos cuatro señores aparecen más tiesos que un garrote en una foto invernal: Beatles for sale. Los chicos se ponían en venta; debían de estar hasta la trenka de no poder salir a la calle, el precio del éxito. La contraportada mostraba unas fotos en blanco y negro que parecían sacadas del pleistoceno, como de vinilo antiquísimo, inquietante. Esa es la sensación que me daba. Lo agarré, pagué en caja y me largué a casa lleno de ansiedad; ya tenía planazo para el sábado noche.

El disco no me defraudó. ¡cómo me iba a defraudar con ese comienzo arrebatador 'This happened once before...'! y luego I'm a looooser, canciones generalmente desconocidas en el imaginario bitel colectivo pero que me arrastraron por la corriente a lo bestia en la primera escucha. Se acabó: ya estaba cautivado. La versión de Rock and roll music es pura adrenalina, la delicadeza de I'll follow the sun, el clásico eight days a week, Words of love, etc. Odié y siempre he odiado el Mr.moonlight, sí, por coñacete. Pero bueno, no deja de ser una versión, echémosle la culpa a George Martin y santas pascuas. Leí los textos de la carpetilla, miré y remiré las fotos mientras lo escuchaba. Respiraba libertad. Pasé la noche.

Beatles for sale al día de hoy es un disco extraño de transición entre la locura colectiva de hard days night y la risa histérica de help!; quizá no sea 'la más guapa, ni la más simpática, ni la más divertida' pero para mi, como todo primer amor, es y será para siempre un disco inolvidable.


jueves, 15 de octubre de 2009

A veces sueño con Rickenbackers (II)

Ha vuelto a ocurrir. Y lo más triste de todo es que ni un ricachón americano ni un mecenas florentino se han dignado a escribir un mísero comentario -aunque sea de ánimo- en la primera secuela de 'a veces sueño con Rickenbackers'.
Sólo con la intención de enternecerles, aquí les dejo este maravilloso video que mi amigo Antuán recién me envió. Lo cuelgo también a modo divulgativo, para que los legos en la materia se informen del tema que nos traemos entre manos: la fabulosa 330 rojita.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Gente que estuvo allí (I)

(Dígase a lo Muchachada)
Comienzo una serie de capítulos dedicados a gente que, de alguna manera, estuvo presente en algún momentazo o tuvo participación directa en alguna historieta o componente bitel. Y no hablo de videncias ni de encuentros en la tercera fase, sino de momentos tangibles y palpables, emocionantes como el nacimiento de un niño o una final de basket con los Gasol y compañía.

Abriré con mi doctora: la dra. Isabel. Sí amigos, bitels tenían al doctor Robert y Mate tiene a su doctora Isabel, a la que conoció no hace muchos años y con la que comparte, amén de sus análisis clínicos, el amor por la buena música. Mi doctora, padre americano / madre segoviana, estuvo allí: fue una de la miles de chicas histéricas y chicos desconcertados que abarrotaron el Shea Stadium.

El concierto del Shea Stadium (hogar de los METS de NY) en 1965 es, para muchos (entre otros, mi amigo Guille de Wild Honey/Mittens), el hito más importante de la historia del pop moderno. Y no sólo porque fuera el primer concierto de masas; aquello fue una catarsis colectiva fuera de toda razón: el grito primitivo original, la terapia del aullido. Pero no nos pongamos argentinos y escuchemos el testimonio directo de la dra. Isabel. Por aquel entonces tenía 14 añitos y fue al concierto custodiada por sus padres:

La primera vez que vi a los Beatles fue en Shea Stadium NY en el 65, luego ese año en Baltimore, y luego en DC. Esa primera vez me di cuenta de que solamente podías oírles, con los gritos, si gritabas también.

El sonido de las canciones, lo de menos (por cierto, la amplificación corría a cargo de la megafonía del estadio, esto es, las trompetillas que cuelgan de los postes, cágate lorito). La cosa consistía en gritar y gritar y gritar… era así cómo se distinguían el I’m down o el Help, por ejemplo. En el fondo tiene su sentido y no hace más que confirmar esta teoría: las canciones ya estaban en el subconsciente colectivo; sólo era necesario dejarse llevar y que los temas surgieran no desde las trompetillas del estadio, sino desde el cerebelo, que es de donde surgen todo lo que realmente mueve al ser humano (sin olvidar el cerebro reptiliano… pero no incluiré a los bitels en las necesidades básicas del ser humano. Aún no).


Merece la pena ver este concierto, no sólo por la ida de olla de Lennon -que enloqueció como ‘una’ más-, sino por los placajes de la poli sobre las fans que saltaban la valla y corrían a lo Usain Bolt hacia el home run del escenario (la pelús aún no se ocupaba entonces, supongo que por motivos de seguridad). Aquí les dejo el video. No se lo pierdan, ni Rolling, ni Oasis, ni pollas: la entrada en el escenario, los comentarios entre canciones, el ride de Ringo… eso sí que es ROCKANROOOOOL.

lunes, 12 de octubre de 2009

¿Caja Mono o Estéreo?


El otro día me encontré a R por la calle y estuvimos hablando de lo que se va a convertir en el lanzamiento del año y, a este paso, de la década -con el permiso de Eminem-. Tengo todos los vinilos de beatles, más otros tantos vinilos piratas, versiones americanas, etc. Tengo también los singles en formato cedé original. No creo que entre en la espiral de violencia: ni mono ni estéreo. Sin embargo, si hay un fan más recalcitrante que yo, ése es R. Estuve una vez en su casa y flipé con la colección de discos y sobretodo libros de los beatles. Pensé agarrar la madre de las colecciones en plan tormenta del desierto y salir corriendo. Habría matado de envidia. (Nadie me habría parado. Probablemente un tribunal medianamente sensible me habría absuelto). Quién sabe, R quizá compre la caja estéreo... y la mono.

viernes, 9 de octubre de 2009

Dejáaalo estar, viste?

Así se habría titulado la película y el último disco editado si los beatles hubieran sido argentinos. Lennon se habría dejado bigote a lo Charly García y Harrison se habría declarado borgiano. Ringo habría terminado en les luthiers, y sir Paul viviría en un rancho rodeado de vacas y no sería vegetariano ni de puta coña.

Vi Let it be el año pasado dentro de un ciclo que el círculo de bellas artes de madrid dedicaba al cine y el rock. Fue en julio, pleno verano, entre semana, a las cinco de la tarde, bien derretidete caminé hasta la sala con la excitación propia del momento: era la primera vez que veía esta película; en madrid se estrenó en su momento, en los 70, pero yo entonces debía de estar ocupado en brazos de mamá. Para mi asombro la sala estaba prácticamente llena, eso me hizo pensar que: la gente es muy bitélmana / se trabaja poco en la capital / se trabaja pero hay mucha baja laboral, en fin no sé, la cuestión es que la sala estaba llena de incondicionales, lo que no me impidió conseguir butaca en fila cinco centrada, perfecto!

La copia, como pasa muy a menudo en el círculo -desgraciadamente-, resultó ser bastante mala: mucho nube de hilillo negro, mal sonido... pero la emoción y las ganas tantas, que lo perdoné todo. No sé quién dijo que Let it be era una peli mediocre: Los Beatles son Dios y Sir Paul su profeta capaz de atreverse con todo,(pero de dóoonde saliste, carahuevo cóoosmico?! Vale sí, Lennon es mi favorito, es genial, pero sir Paul aquí está que se sale). Si hay algo que estos tíos hacían bien era cantar. Cantaban muuuy bien, empastaban las voces, el grupo rodaba, sí, vale, discutían, bla bla, cada uno a su puta bola, bien, pero cuando se ponían a tocar y se apoyaban unos en otros... aquello funcionaba, era mágico... y la peli lo plasma.

Memorable el dúo en two of us frente al micrófono. Memorables tantos momentos... que el concierto final en el tejado se hace sublime. El concierto del tejado debería estudiarse en las escuelas. Es un trabajo de GRUPO con mayúsculas, sin máscaras, sin trampa ninguna, directa, desgarrada y verdadera, capaz de transmitir todas las emociones sílaba a sílaba, acorde a acorde: don't let me down, all i want is you, get back (por cierto, sorpresa al ver a lennon tocar torpemente el riff que yo suponía de Harrison. Cuánta ternura)...

Pero para mí, el momento lagrimilla final se produce cuando entrevistan en la calle durante el concierto a un entrañable abuelete british con pinta de haber luchado contra los boers que, con la música atronando la calle, dice algo así como (y cito de memoria): 'estos chicos son un orgullo para el país y, además, hacen buena música'. Yes, we can. (En una próxima entrada hablaré sobre el binomio Churchill/Beatles como los iconos del siglo XX en UK.)
Gasté algún kleenex, produje endorfinas y, como diría Juan de Pablos, regresé a casa lleno de 'vitaminas pop' y unas ganas inmensas de seguir escribiendo canciones. Así lo hice.

jueves, 8 de octubre de 2009

El señor de la izquierda

Se llama Geoff Emerick y tiene 20 añitos (que sí, que sí, créanme). Acaba de recibir un grami por su aportación en el sargent peppers como ingeniero de sonido. (Sí, ya lo sé, la chaqueta no le ayuda y su fisonomía inglesa tampoco, Pete de family guy tendría mucho que decir al respecto pero…)

Cinco años antes, esto es, en el 63 y con 15 años, entraba a trabajar en la emi-parlophone justo el día en que los beatles grababan su primer single. Oh, la diosa fortuna, ¿cuántos chavales habríamos matado por estar allí? Pero vayamos atrás: Geoff es un tipo de clase social humilde. Estudia en el sistema educativo inglés, por cierto, modernizado por un tal Churchill. La cosa es que el chico es un chico dócil, sensible y tranquilo le gusta escuchar música en su pick up y no es especialmente brillante en los estudios. A punto de terminarlos se reúne con el ‘counselor’ de su colegio –consejero en español, permítanme una digresión: lo de consejero en un colegio español suena raro, y más en el año 62. La figura del consejero me parece fascinante, sobretodo en este caso. Luego amplío-

La cuestión es que esta figura del counselor entrevista a Geoff para averiguar cuáles son sus verdaderos intereses en la vida. La conclusión, después de la entrevista es la siguiente: el counselor tiene un amigo en la emi-parlophone que podría necesitar ayudantes en el estudio de grabación de nada menos que… abbey road. Se pone en contacto con él y en un mes el chico está trabajando a las órdenes de George Martin. Fin y comienzo de la historia.

Y ahora quiero decir: ¿dónde está mi consejero? Todos querríamos un consejero así. Sí, yo tuve una especie de consejero en el cole, un tutor que te orientaba como debía: las chicas y los mariquitas a humanidades; los hombres de provecho y pelo en pecho a las ingenierías. Ni atisbo de oficios, efepés, carpinterías, música, ingenieros de sonido (tanta falta en este país de aficionados, total, si para subir y bajar faders…)

Resultó que Geoff tenía y tiene un oído prodigioso: colocaba los micrófonos dentro del vientre de ballena de los estudios de abbey road en el lugar exacto; hacía que las cuerdas no sonaran cheesy y que el bajo fuera motown cuando lo pedía sir paul. Lástima que Lennon le regañara por bajar el volumen de su ampli durante la grabación de Revolution. Ahí se acabó todo. Geoff se largó y le dejó tirado; Lennon llegó a arrodillarse suplicante para que volviera.

En fin, todo esto y más en uno de los mejores libros que se han escrito sobre las tripas de los beatles durante las grabaciones en abbey road. Se titula ‘Here, There and Everywhere’ y está escrito por el propio Geoff Emerick. Lo tienen en amazon. Es un libro precioso , de una gran humanidad y, además, sincero y real: Geoff no se drogaba.
Y ahora, tres hurras por el counselor del chaval. Hip hip!!...

miércoles, 7 de octubre de 2009

A veces sueño con Rickenbackers

Bueno, esto no es rigurosamente cierto. Mi fanatismo no alcanza esas cotas, no me considero un replicante aún. La cuestión es que entre todas las guitarras necesarias para un buen bitélmano, quizá ésta sea la más necesaria. Por mis manos han pasado SG-400, (mi primera guitarra chispas, versión barata epiphone), gibson flying V y, actualmente un stratocaster (no la sonic blue, sí una reedición sunburst muy bonita) y una danelectro muy divertida de plástico, color naranja. También me han dejado les paul, e-335, telecaster... en fin, un largo etcétera. Pero nunca, nunca una Rickenbacker. Por eso, aprovechando que hoy es mi cumpleaños, me gustaría pedirles que si hay algún ser bondadoso, mecenas florentino sea o no papable, o ricachón norteamericano -a ser posible no cercano a un lobby de la industria armamentística-, que quiera regalarle una de esas fabulosas Rick 330 rojitas (la doce cuerdas también mola, estoy abierto a propuestas) a un músico sensible como yo, con gran presente y futuro, me escriba a info@matelaweb.com
Muchas gracias por la colaboración. Mientras tanto seguiré soñando despierto con Rickenbackers...

martes, 6 de octubre de 2009

Buenos días, el sol brilla

Quiero decir, que me he levantado esta mañana tarareando el Good night, la verdad es que estaba aún dormido mientras cantaba. Creo que ha sido en ese momento preciso cuando he decidido abrir este blog. Good night es una canción estupenda para escuchar antes de irse a la cama:

a) por la noche, después del resopón.
b) de vuelta a casa a la amanecida, ya borracho/drogado o sin necesidad de tales estados.

Parece mentira cómo Ringo nos relaja con su voz nasal. Quién le iba a decir a él cuando adolescente que algún día lideraría una orquesta en plan crooner. Se habría muerto de la risa.

Hoy hace un día precioso en Madrid. El comienzo del otoño es fabuloso. Da alegría ir en la bici con el viento en la cara. Quizá sea éste el mejor momento del año en esta ciudad, junto con el comienzo de la primavera. Good day sunshine!

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Madrid, Spain
Es compositor, productor y arreglista en musicasdecamara.com *********** Aparte de su proyecto musical personal M A T E (www.matelaweb.com), Alberto es parte del duo Plastic d'amour, y colabora con Las Escarlatinas, Cristina Georgina y Beldivioleta. ****** Su trabajo más reciente ha sido la producción del libro-disco infantil 'Casi un musical' que será publicado en el sello SIESTA (www.siesta.es) a primeros de 2011. En él colaboran Irene Tremblay, Loquillo, Malcolm Scarpa y Jabier Muguruza. *******

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