He preparado Cuatro secuelas de un todo que he titulado en modo 'Beckettiano', y permitan que me ponga teatral parafraseando a Vila Matas que a su vez parafrasea al grrran drrramaturgo irlandés Samuel Beckett, autor de la máxima: 'fracasa otra vez, fracasa mejor'.
Permitan que les explique:
Hace unas semanas se puso en marcha un certamen de relatos en el periódico La vanguardia. El tema central de los relatos debía versar sobre el tema de este blog: los bitels. El premio, un par de entradas para ir a ver a la Royal Philarmonic Orchestra 'sinfonizando' canciones de los chicos en el Royal Albert Hall de Londres el próximo 28 de octubre.
Curiosidad manifiesta, perita dulce, allá que va el Rolls
Fue entonces que el dr.Rolls decidió participar, naturalmente, aunque siempre ha pensado que esas versiones orquestales de los chicos huelen a chamusquina si no a naftalina. Aún con ello, y como reto personal, decidió colocarse la gola y los manguitos e hizo su pluma resbalar sobre el rugoso pergamino. El doctor se puso manos a la obra (obra que, según las bases, debía ocupar menos de 300 palabros).
El orgullo, ese enemigo
Les he de confesar que el dr. Rolls es un pequeño escritor frustrado. Por ello, y para aumentar sus 'chances', el orgullo quiso poner la zancadilla a una posible derrota. En la oscuridad de la noche, el doctor pergeñó un plan: presentaría cuatro relatos -4fab relatos- bajo distintos nombres y dnis de familiares y amigos. El plan perfecto.
Un relámpago encendió su oscura cocina. El trueno posterior hizo vibrar la cubertería de cajamadrid. Su carcajada se escuchó en la noche madrileña, en ssspaña, en la redacción de la vanguardia, en el mundo entero. ¡¡JAJAJAJAJJAJAJA!!
Manos a la obra
Reconozco que ha sido una diversión escribir los cuatro relatos. Por supuesto, y como pueden intuir gracias al título de esta entrada, el fallo -nunca mejor dicho- se hizo público hace un par de días y ninguno de ellos se hizo con la gloria. Mi visita al swinging London va a tener que esperar. Quizá más adelante me invite sir Paul a alguno de sus cocktails, pero no sabría decir cuándo.
Les iré colgando un relato cada día, para que ustedes los paladeen bien y me den su opinión (cosas del tipo, 'ah, merecías haber ganado', 'qué bueno, cuánto vales', o 'los becarios de la vanguardia no tienen ni idea de literatura...')
También les querría pedir un favor: no le cuenten a nadie la corruptela en la que me visto inmerso; comprendan mi situación, soy personaje público y he de cuidar mi reputación. Les pediría que no airearan todas estas historias, ya saben que hay muchos foreros malos por ahí, gente sin escrúpulos.
Aquí les muestro el primero que escribí la noche de autos en que decidí jugar a la trampa. Es corto y directo, de prosa desnuda. Creo que a Kafka le habría molado. A ver qué les parece a ustedes. Se titula 'La bitelmorfosis', tiene 121 palabras y dice así:
LA BITELMORFOSIS
Cuando Gregorio Samsa despertó de su sueño, se vio convertido en un Beatle. Ahí estaba él, delante del espejo, con su flequillo, su traje impecable, sus botines elegantes, y hasta una Rickenbacker negra que colgaba de sus hombros.
Miró hacia la ventana. El día era gris, tristón. Ya me volví a pasar con el ácido, pensó. Se quitó la Rickenbacker de encima, la guardó en el estuche apoyado en la pared y se despeinó. Decidió acostarse de nuevo.
Cuando despertó, los discos de los Beatles aún estaban ahí. Suspiró. Todo había pasado. Se duchó, se afeitó, se vistió, tomó su maletín y salió a la calle. Good day sunshine, murmuró al sol. Y se alejó silbando camino del ministerio.
F-I-N
(Entre nosotros, éste no está nada mal. Eso me ha dicho mi abuela y seguro que Millás también me lo diría. Mañana les traigo más miga. La cosa promete, vamos, que los relatos tendrán más palabras. Ya verán, verán...)
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