...Y QUIZÁ TE QUIERA. Por Alberto MATE aka Dr.Rolls & Reverendo Royce

Este blog pretende ser una suerte de viaje sentimental, un diario personal, un anecdotario vital, una visión subjetiva y personal, qué sé yo, un TODO alrededor de los Beatles. Fanatismos aparte, no se debe confundir con una enciclopedia: los datos sobre los cursimente llamados Fab Four ya se encuentran en la red y en miles de libros; no deseo aturullarles con cifras, fechas e historias manidas. Pasen y disfruten, un splendid time está guaranteed for all.

viernes, 22 de octubre de 2010

Encantado, el busto es mío

Si a alguien le interesa un bonito busto de Ringo para darle ambiente al salón, aquí lo pueden encontrar.

¡¡Pujen, pujen!!
¿Quién da más?

miércoles, 20 de octubre de 2010

¡Ay cariño!

No recuerdo dónde compré el album Abbey Road. Lo que sí recuerdo es que, tiempo antes de comprarlo, lo cogí prestado de una biblioteca en un pueblo del sur de Illinois en la américa profunda de los hermanos Coen, lugar donde residí surante un año cuando era adolescente. En la biblioteca de nowhere land había una buena colección de vinilos, cosa que a un españolito -en obras- como yo le dejaba un tanto alucinado. Por aquel entonces, en ssspaña sólo se podían escuchar vinilos -siempre previa a su compra- en el corte inglés y en otras tiendas de discos. Esto es 'jolivud', me dije, y tomé prestado el Abbey Road, última grabación de estudio de los chicos todos ellos juntos. Nervios.

Por aquel entonces yo funcionaba con un walkman de musicasete que me acompañaba como un marcapasos, así que lo primero que hice al llegar a casa fue pinchar el vinilo en el plato de la cadena y conectarlo a eso que se llamaba 'pletina' o reproductor de musicasetes para grabarlo en una cinta TDK o en su defecto BASF (pronúnciese baffffs). Hasta ahí todo normal.

Y es aquí que llega el quid de la cuestión. Escuchando el cuarto corte correspondiente a la maravillosa canción titulada 'Oh darling', y cuando quedaban unos compases para terminar, me llaman al teléfono y corto la grabación justamente en la emocionante subida a grito pelao de la frase final 'I'll never doooo youuu…'. CLIC! Stop.
Llamada cotidiana de amigo, intercambio de chascarrillos, bla bla, cuelgo, y continúo la grabación del disco en el siguiente corte.
Conclusión: durante meses y meses estuve convencido de que 'Oh darling' se remataba con ese corte abrupto final i'll never dooo youuuu… clic! … y comienzo de 'Octopus's garden', y lo tomé como una genialidad más de los bitels. Los mejores.

La anécdota es una tontuna, lo que quiero transmitirles es que dentro de la obra maestra -Abbey Road- , esta canción siempre me ha parecido un temazo. Al fin, cuando descubrí que, efectivamente, había final y que el final era un final típico de ese tipo de canciones, me siguió pareciendo un temazo y la vida continuó como si no hubiera pasado nada.

Por qué Oh darling
Pues no sé por qué razón 'Oh darling' siempre me ha tocado la fibra sensible, quizá por el bonito arreglo de bajo a toda tralla en la mezcla, la voz desgarrada, el arreglo de piano que se escucha en el canal izquierdo del estéreo, o la guitarra cortante que suena en el derecho. Vaya usted a saber. La cuestión es que la canción me ha perseguido durante muchos años y que se merecía una entrada en este blog.

Fue por ello que volví a consultar el oráculo de las canciones bitel, esto es, un libro del que parece increíble que en un año de paseos en Rolls no les haya hablado aún. Se trata de 'Revolución en la mente', por el periodista británico Ian McDonald -desgraciadamente se suicidó hace relativamente poco tiempo-. En el libro, Ian McDonald glosa con datos, opiniones y pareceres cada una de las canciones de todo el repertorio que los chicos grabaron convenientemente ordenado por fechas. La locura, un trabajazo. Les recomiendo este libro a todos, músicos, no músicos, melómanos, criptómanos, gentes de bien, abogados… (es broma, no me tome en serio el gremio, por favor).
Dispuesto a investigar sobre el tema yo, -que siempre lo relacioné con las baladas de la Motown, Four tops, con algunas gotas de James Brown-, acudí al capítulo 'Oh darling' del libro que les comento donde, curiosamente, Ian McDonald afirma rotundamente que en la canción de marras:

1. El arreglo de bajo está mezclado a demasiado volumen. (Oh cielos, arreglo tan estupendo debería estar a más volumen incluso)
2. La batería es torpe (¡Ánimo Ringo!)
3. La canción es un ejercicio de estilo de 'doo wop'. (¡Sí señor!). Los coros están mezclados demasiado bajos (Cierto).

Toma, que ahí vamos
Y ahora, con acento Punsetiano giramos, doblamos la curva, y nos preguntamos: Pero… ¿Qué es el doowop?
El Rolls, que es un automóvil para paseos hedonistas decide tirar por el camino fácil, el de enmedio: la wikipedia, donde se traduce el doowop como el 'du duá', no se si me entienden ustedes, el estilo vocal a capella que lo chicos de barrio cantaban en grupo a diferentes voces arropando a la voz solista para impresionar a las chicas, vamos, el pleistoceno del hip-hop. Échenle un ojo al tema si quieren que les quede más claro.

Y ahora la pregunta es:
¿Es realmente 'Oh darling' un ejercicio de duduá? ¿Pretendía serlo?

Mientras lo pienso... buceo en el proceloso océano yotuve y me encuentro con un viejo 'hit' interpretado por los Jackson 5 del duduá, un grupo con el tremendo nombre de Rocky Fellers (esperemos no fueran tan maltratados por el padre como los 5). La canción que cantan se titula 'Little darlin' y, por lo visto, es uno de los mayores éxitos del duduá en los años 50. No se pierdan al pequeño Joselito. (Avancen hasta el segundo 45' si no quieren introducciones, no tiene desperdicio).



Qué, espero que les haya quedado claro el temita. Sí, no tiene mucho que ver con el 'Oh darling', pero no me lo discutan: el vídeo es increíble. Con ello no pretendo contradecir al señor McDonald, no me malinterpreten. Mejor me voy a dormir y lo consulto con la almohada... duduá, duáaaaaa. Mañana será otro día.

Gracias por estar ahí, les pido sean felices. Nos vemos próximamente en la pantalla.

jueves, 14 de octubre de 2010

Gente que estuvo allí: el Mylodon

Llega al buzón del dr.Rolls un testimonio único, ideal para completar un capítulo apasionante más de nuestro tradicional 'Gente que estuvo allí'. En esta ocasión se trata de un personaje que se hace llamar Mylodon y que alimenta un precioso, tierno y descacharrante blog sobre la capital de España que ustedes no se deberían perder.

El Mylodon tuvo una experiencia mística que confirma la sospecha: Paul no ha muerto. Sin más preámbulos, aquí les dejo con su testimonio en primera persona.

>>Aquel día, mientras planchaba mi deprimente camisa negra de algodón de camarera de catering en algun lugar de Londres, nada hacía presagiar que pronto me encontraría en presencia de la grandeza. No me entendáis mal: mi camisa era deprimente por ser negra, no por ser de camarera de catering. Aquel trabajo, que habia encontrado de pura casualidad al llegar a la capital del Imperio, en realidad me encantaba. Solíamos ofrecer comida en acontecimientos de la vida sosial londinense muy interesantes que tenían lugar en las tripas de lugares a los que jamás en mi vida habria pensado que podría acceder. Pagaban bastante bien. Y ademas no tenía que pensar. Sólo llevar de aquí p’allá bandejas llenas de comida muy rica que a veces uno podía probar. Aquella tarde tocaba ir a las salas del Natural History Museum, donde se iba a celebrar la fiesta de clausura de la London Fashion Week.

>>Lo cierto es que cuando caminaba por Kensington Road hacia ese templo del darwinismo que es el museo de historia natural de Londres iba pensando: "A lo mejor hoy me alegra la vista algún famosillo". Solía ser habitual toparse con celebrities en el tipo de actos en los que Rocket Food -que así se llamaba la empresa para la que trabajaba- ofrecía sus servicios. Ya le había dado la cena a Boris Johnson, el alcalde de Londres, ofrecido refrigerio a Josh Harnett, servido almuerzo a Brandon Flowers y recargado la copa a Elle McPherson. Así que no era nada descabellado pensar que esa noche habría algún habitual de los front row, en el festejo frivoluno. Lo que no se me ocurrió pensar es lo que alegremente nos comunicó el gerente del chiringuito canapero -un tipo llamado Michael, que por cierto nos trataba a la "legión negra", a.k.a “los camareros”, como si fuésemos cucarachas- cuando nos ofreció su habitual speech preparatorio: “Esta fiesta la ofrece Stella McCartney en honor a su madre, Linda, que como sabéis era vegetariana y por eso todos los canapés que ofreceremos serán vegetarianos. Nos han dicho que es posible que Sir Paul se encuentre entre los invitados. Queda terminantemente prohibido hacer fotos. Y por otro ladoffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffff...”
Mi cerebro ya no podía procesar más información... En mi cabeza ya sólo resonaban dos palabras, como el ritmo de un metrónomo loco: Sir=Paul, Sir=Paul, Sir=Paul. "Ha dicho Sir Paul?”


>>Le pregunté a uno de mis compañeros, así como fingiendo calma. Viendo que nadie me contestaba con certeza, los nervios aumentaban. “¿¿Ha dicho Sir Paul??” Le pregunté a otro, que me parecía mas espabilado. Nada. Ya histérica, empece a preguntar a diestro y siniestro. “¿¿¿¡¡¡¡Por Dios Santo, ha dicho Sir Paul, si o no???!!!”. Que sí, mujer, que sí, ha dicho Sir Paul, me contestó por fin uno, que me lanzaba miradas reprobatorias, como si viese en mí a una Mark Chapman en potencia. A mí me parecia imposible que a toda esa gente se la sudara de tal forma que un Beatle fuese a estar entre nosotros aquella noche. Pero os juro que así era. A nadie le importaba tres conchones. El caso es que reconocida e identificada la situación -aquella noche era posible que me encontrase con Paul McCartney EN PERSONA- empecé a examinar el espacio por el que los cincuenta camareros deambulariamos a lo largo de la noche. Como un terrorista de 'La Jungla de Cristal' le di un repado visual a las salas abovedadas, la escalera de mármol, el dinosaurio gigante del recibidor... y en seguida me di cuenta del problema: aquello era demasiado grande y cuando se llenase de gente sería imposible saber si Paul se encontraba en algun rincon. Así que fui uno por uno pidiéndole a todos mis compañeros (muchos, completos desconocidos), que por favor, por favor, POR FAVOR, si veían a Paul McCartney en algún rincón de la sala, por favor, por favor, por favor, me lo dijesen.


>>Ya le habia ofrecido tempura de verdura con alioli a Tracy Emin y crocante de campiñones a Kate Hudson cuando alguien me cogió por el hombro y me llevó hacia la luz. “Ahí está”, me dijo Juan, un bueno amigo. “Ahí está. Pero no vayas a ofrecerle más, que todo el mundo le ha ofrecido ya cien veces”. Y sí. Era cierto. Ahí estaba. Aquel hombre menudo con traje de chaqueta azul marino y corbata que lucía en los pies unos ridículos playeros tipo New Balance y en la cabeza un peinado propio de una señora de setenta años era Paul, el beatle muerto, vivito y coleando. Y a mi me importaba bien poco que una legión de cuarenta y nueve camareros ya le hubiese ofrecido comida. Por mis santos huevos iba a HABLARLE A UN BEATLE. Allá fui, con mi deprimente camisa de algodón negro de camarera de catering y una bandeja llena de pinchos en una mano. Me puse frente a él y le miré a la cara. ¡Quería verle la cara!. Mis ojos se pusieron en modo Robocop absorbiendo toda la información posible a una velocidad imposible. ¿Qué vi? Vi a un señor muy mayor pero con cara de niño con una tez rarísima, muy brillante, con dos mofletes colgantes rarísimos que me miraba con gesto de asco: "Would you like some aubergine and courgette gratin, sir?", le dije. Con un aburrimiento infinito me contestó: "No, thank you". Pero a mi me sono como si me hubiera dicho esto...



>>Justo después, con las manos temblorosas y la voz rota, me piré a la cocina -donde el ejército cucaracho tenía sus cuarteles generales- a llorar de emoción un rato. Nadie entendía qué coño me pasaba.


Ahí está, señoras y señores, el testimonio real y unico de que Paul está vivo y mantiene su peinado. Gracias al Mylodon por su generosidad para con este Rolls y todos sus lectores. No olviden que pueden seguir las aventuras del Mylodon aquí.

Besos y abrazos.

lunes, 11 de octubre de 2010

Fracasa más, fracasa mejor (IV) : Para nadie


(Engolada voz resuena). 'En anteriores capítulos de la serie veíamos cómo el dr.Rolls confesaba sin pudor su estrategia para ganar el certamen de relatos bitel que el periódico La vanguardia convocaba hace unas semanas. Para evitar una hipotética derrota, el dr. presentaba 4 relatos bajo distintos nombres de familiares y amigos. Todos ellos fracasaron. Los tres primeros se publicaron en las anteriores entregas. Hoy veremos el capítulo final de la serie más seguida en todo el planeta. ¡Permanezcan atentos a sus pantallas!'.

Efectivamente amigos, hoy desembarco con el último de los relatos. Les contaré para ponerles en antecedentes que, una vez escrito el relato de Pierre Menard y a pesar del alborozo que me produjo su escritura, llegué a la conclusión de que aquellas 300 palabras eran demasiado frías e intelectuales; quizá me estaba dejando algo por el camino tanto en este relato como en los dos primeros. Me refiero al lado sentimental o emocional que tiene que tener todo relato concursero: unas gotas de ritmo, unas gotas de humor, unas gotas de naturalidad y… unas gotas de sentimiento, de afección, de cosa emocional, ustedes me entienden. Eso fue lo que me decidió a escribir este último cuento basado en una anécdota real que le ocurrió a un amigo -un intercambio de emails con un amor de adolescencia imposible-. No les adelanto más. Lean ustedes mismos y saquen sus propias conclusiones…

PARA NADIE

Escuché ‘For no one’ diez veces seguidas. A la undécima me armé de valor y, conteniendo la respiración, escribí el correo. Le dije todo lo que pensaba y quería: le declaré mi amor eterno en primera persona. Después traduje la letra de ‘For no one’ -para nadie- al castellano y se la dediqué –para ti- junto a la propia canción en formato mp3. En total 4,3 megas de cursi declaración de amor adolescente. El email es la herramienta de los cobardes, pero qué le vamos a hacer. Pulsé enviar.

Por la noche recibí la respuesta. Ocupaba 4 miserables ‘kas’. Esperanzado, abrí el mensaje. ‘Déjame en paz, no te quiero. R.’

Nunca imaginé que 4 ‘kas’ pudieran producir tanto dolor. Me acosté apretando los dientes. Me prometí no llorar, pero al fin lo hice. Fue mejor así.

Pasaron los años y aquel primer amor quedó lejos, arrumbado por el paso del tiempo. La vida siguió su curso, nada fuera de lo normal.

Esta mañana, mientras leía el periódico, mi hijo mayor –siete años- se ha puesto a cotillear los vinilos que tengo en el estudio. Le vuelven loco los colores e imágenes de las portadas y las contraportadas, mirar las carpetas, los álbumes dobles... Esta vez le ha tocado el turno al Revolver de los Beatles. Repasando la contra me ha preguntado distraído: papá, ¿qué significa ‘for no one’?

Para nadie, significa para nadie, he respondido. Él se ha encogido de hombros y ha seguido a lo suyo.

Por la tarde he vuelto a escuchar la canción. Me ha generado una especie de nostalgia difícil de explicar, la nostalgia de un lugar donde nunca estuve. Tentado de introducir el nombre de mi primer amor en el buscador de Facebook, finalmente he desistido. Quizá sea mejor así.

F-I-N

Pues ahí queda eso.
Confieso que al día de hoy aún sigo estupefacto.

Mi abuela dice que tenía(mos) que haber ganado.

No puedo acusar a La vanguardia de catalanista: el protagonista del relato ganador era un guardia civil (!). Nada que objetar sobre ello, el relato era un buen relato sentimental.
Quizá por ello, creo me falló la falta de 'localismo'; dejarme de kafkas, monterrosos y borgeses. Ah, e incluir alguna palabrota. (Siempre he pensado que eso ya estaba pasado de moda).

Pero la vida sigue, no preocuparse. El Rolls continuará su periplo más rumboso que nunca. Y ustedes lo verán. Aquí les dejo con san yotuve. Hay cosas increíbles en este universo.
Besos y abrazos.




viernes, 8 de octubre de 2010

Fracasa más, fracasa mejor (III) : Pierre Menard, autor del Sargent Peppers


Atención señores porque ya estamos entrando en la penúltima curva. Aquí les traigo calentito mi tercer relato bitel. Después de escribir los dos primeros, fue que me di cuenta de que debía apurar más el número de palabras y yo, que siempre fui fan de las ficciones y alephes del señor Borges, recordé aquel relato suyo titulado 'Pierre Menard, autor del Quijote' que siempre me hizo mucha gracia. Considero a Borges uno de los grandes humoristas argentinos del siglo XX, mucho mejor que Andrés Calamaro, donde vamos a ir a parar.


De esta manera alcancé prácticamente los deseados 300 vocablos que pueden leer a continuación...


Pierre Menard, autor del Sargent Peppers

Conocemos a Pierre Menard por el famoso relato de Borges. La hazaña de Menard -escritor simbolista francés del XIX- consistió en escribir el Quijote, palabra por palabra, sin el modelo original delante sino a través de la experiencia metafísica de ponerse en el lugar y en la época de Cervantes. Lo que no nos cuenta Borges, probablemente por desconocimiento, es que Menard fracasó en el intentó de regrabar el Sargent Peppers pista por pista. El dato salió a la luz recientemente.

Gracias al trabajo de un grupo de investigadores de la universidad de Lille, sabemos que Menard escondía en el sótano de su casa un melotrón, varias guitarras y bajos eléctricos, un combo de batería, un órgano Hammond B3, una sección de metales y varios componentes de la filarmónica de Lyon secuestrados, junto a un cuatro pistas rudimentario pero útil. Al igual que había retrocedido hasta el siglo XVII para ponerse en el contexto de Cervantes, nuestro pionero tuvo que avanzar mentalmente casi un siglo para emprender su obra musical más ambiciosa: el Sargent Peppers Lonely Hearts Club Band. El reto era ambicioso, difícil, transgresor, pues suponía un salto estético, social y musical de gigante. No fue esto un problema para Menard, un tipo avezado, chovinista y lleno de amor propio. El problema con el que se topó fue distinto. Aquejado de un problema cardiovascular, Menard dejó este mundo durante la grabación del clímax de ‘A day in a life’, canción que él consideraba su obra cumbre. Un soplo en el corazón, probablemente producido mientras escuchaba las tomas finales, fue el culpable. La interminable escala ascendente se lo llevó un 7 de junio de 1883.

Los investigadores guardan con celo el diario de grabación donde se detallan todas estas revelaciones. Los apuntes sobre las sesiones aún no han sido publicados.

F-I-N

No quiero que me acusen de intelectual; acúsenme de hedonista. No se pueden imaginar cuánto placer me proporcionó la escritura de este relato. Aún puedo imaginar e a esos investigadores de la universidad de Lille hurgando en el sótano de la casa decimonónica de Pierre Menard, entre polvo y legajos.
Ahora la pregunta es: ¿Por qué fracasó este relato? ¿Es que no había ni un sólo redactor argentino en el tribunal? ¿O es que quizá había un argentino pero se sintió ultrajado?
Nunca lo sabremos, la respuesta se perderá en el tiempo como gota de lluvia o bien habrá que preguntar a ese grupo de investigadores de la universidad de Lille...


En fin, recuerden que esto no es todo amigos: mañana cuarta y última secuela. Lo mejor por llegar. (No puedo evitar comentarles que en la imagen de arriba Borges transmutado en Lennon me recuerda a Mick Jagger en la actualidad. Nada, sólo eso)

martes, 5 de octubre de 2010

Fracasa más, fracasa mejor (II) : Los Beatles son Dios

Lo prometido es deuda, aquí desembarco con el segundo de los relatos que presenté al certamen de marras (ver entrada anterior). Como ven, el título 'Los Beatles son Dios' es muy 'Rolls'. Por un momento, y dada la fama y el prestigio internacional de que goza este blog pensé que sería desenmascarado y que un titular en La vanguardia se haría eco de la trampa: 'El doctor Rolls nos la intenta colar'. Pero no. El relato pasó el corte sin sospecha alguna.
Aquí lo tienen, no les distraigo más. Espero les guste:

Los Beatles son Dios

Envió un sms a todos su amigos: 'Los Beatles son Dios'. Y abrió un blog para proclamar la buena nueva. No tardó en congregar a miles de fieles. A través de la red se daban cita en su famoso blog, losbeatlesondios.com. Eran muy populares sus certámenes anuales de gritos en el Shea Stadium, sus peregrinajes al paso de cebra de Abbey Road –no sin crear ciertos problemas de tráfico-, o su himno, el tantas veces coreado lalala final del Hey Jude. Su imagen variaba dependiendo de la época: desde flequillos rectilíneos a barbas ermitañas, de trajes entallados a ropas sueltas de gusto oriental. Su actitud oscilaba entre la histeria colectiva y el recogimiento silencioso con cuidado de no dañar el karma.

La secta no estaba catalogada como peligrosa. No se conocían casos de pederastia.

Su líder mantuvo el blog durante años, escuchando las canciones de Dios cada día. No admitía donaciones, era informático. Murió tristemente en 2009 y sus cenizas fueron esparcidas sobre el río Mersey a su paso por Liverpool.

F-I-N

...

(Qué, cómo lo ven. Seamos sinceros: las 175 palabras del relato no están nada mal. Reconozcan que tiene humor ácido que no lisérgico -el anterior sí era más lisérgico, por cierto-. Quizá algún creyente se haya sentido ofendido, no lo sé. Les tengo que decir que el relato generó comentarios del tipo: 'Claro, los Beatles son los dioses que crearon el pop tal como se entiende hoy'.

Muy bien, claro que sí. Pero es que además... son Dios!

Pues nada, éste es mi fracaso II, gracias por su atención y manténganse al acecho. Mañana les prometo un relato de casi 300 palabras justitas. Ahí es nada.)

domingo, 3 de octubre de 2010

Fracasa más, fracasa mejor (I) : La bitelmorfosis

Señoras y señores: esta semana estamos de celebración. Nuestro entrañable Rolls cumple un año y lo vamos a celebrar no con una, sino con cuatro entradas que espero hagan las delicias de sus sensibles paladares. Parece que fue ayer.

He preparado Cuatro secuelas de un todo que he titulado en modo 'Beckettiano', y permitan que me ponga teatral parafraseando a Vila Matas que a su vez parafrasea al grrran drrramaturgo irlandés Samuel Beckett, autor de la máxima: 'fracasa otra vez, fracasa mejor'.
Permitan que les explique:

Hace unas semanas se puso en marcha un certamen de relatos en el periódico La vanguardia. El tema central de los relatos debía versar sobre el tema de este blog: los bitels. El premio, un par de entradas para ir a ver a la Royal Philarmonic Orchestra 'sinfonizando' canciones de los chicos en el Royal Albert Hall de Londres el próximo 28 de octubre.

Curiosidad manifiesta, perita dulce, allá que va el Rolls
Fue entonces que el dr.Rolls decidió participar, naturalmente, aunque siempre ha pensado que esas versiones orquestales de los chicos huelen a chamusquina si no a naftalina. Aún con ello, y como reto personal, decidió colocarse la gola y los manguitos e hizo su pluma resbalar sobre el rugoso pergamino. El doctor se puso manos a la obra (obra que, según las bases, debía ocupar menos de 300 palabros).

El orgullo, ese enemigo
Les he de confesar que el dr. Rolls es un pequeño escritor frustrado. Por ello, y para aumentar sus 'chances', el orgullo quiso poner la zancadilla a una posible derrota. En la oscuridad de la noche, el doctor pergeñó un plan: presentaría cuatro relatos -4fab relatos- bajo distintos nombres y dnis de familiares y amigos. El plan perfecto.
Un relámpago encendió su oscura cocina. El trueno posterior hizo vibrar la cubertería de cajamadrid. Su carcajada se escuchó en la noche madrileña, en ssspaña, en la redacción de la vanguardia, en el mun
do entero. ¡¡JAJAJAJAJJAJAJA!!

Manos a la obra
Reconozco que ha sido una diversión escribir los cuatro relatos. Por supuesto, y como pueden intuir gracias al título de esta entrada, el fallo -nunca mejor dicho- se hizo público hace un par de días y ninguno de ellos se hizo con la gloria. Mi visita al swinging London va a tener que esperar. Quizá más adelante me invite sir Paul a alguno de sus cocktails, pero no sabría decir cuándo.

Les iré colgando un relato cada día, para que ustedes los paladeen bien y me den su opinión (cosas del tipo, 'ah, merecías haber ganado', 'qué bueno, cuánto vales', o 'los becarios de la vanguardia no tienen ni idea de literatura...')
También les querría pedir un favor: no le cuenten a nadie la corruptela en la que me visto inmerso; comprendan mi situación, soy personaje público y he de cuidar mi reputación. Les pediría que no airearan todas estas historias, ya saben que hay muchos foreros malos por ahí, gente sin escrúpulos.

Aquí les muestro el primero que escribí la noche de autos en que decidí jugar a la trampa. Es corto y directo, de prosa desnuda. Creo que a Kafka le habría molado. A ver qué les parece a ustedes. Se titula 'La bitelmorfosis', tiene 121 palabras y dice así:

LA BITELMORFOSIS

Cuando Gregorio Samsa despertó de su sueño, se vio convertido en un Beatle. Ahí estaba él, delante del espejo, con su flequillo, su traje impecable, sus botines elegantes, y hasta una Rickenbacker negra que colgaba de sus hombros.

Miró hacia la ventana. El día era gris, tristón. Ya me volví a pasar con el ácido, pensó. Se quitó la Rickenbacker de encima, la guardó en el estuche apoyado en la pared y se despeinó. Decidió acostarse de nuevo.

Cuando despertó, los discos de los Beatles aún estaban ahí. Suspiró. Todo había pasado. Se duchó, se afeitó, se vistió, tomó su maletín y salió a la calle. Good day sunshine, murmuró al sol. Y se alejó silbando camino del ministerio.

F-I-N

(Entre nosotros, éste no está nada mal. Eso me ha dicho mi abuela y seguro que Millás también me lo diría. Mañana les traigo más miga. La cosa promete, vamos, que los relatos tendrán más palabras. Ya verán, verán...)

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Mi foto
Madrid, Spain
Es compositor, productor y arreglista en musicasdecamara.com *********** Aparte de su proyecto musical personal M A T E (www.matelaweb.com), Alberto es parte del duo Plastic d'amour, y colabora con Las Escarlatinas, Cristina Georgina y Beldivioleta. ****** Su trabajo más reciente ha sido la producción del libro-disco infantil 'Casi un musical' que será publicado en el sello SIESTA (www.siesta.es) a primeros de 2011. En él colaboran Irene Tremblay, Loquillo, Malcolm Scarpa y Jabier Muguruza. *******

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