No se preocupen por el título, no crean que me vengo abajo. Es un guiño para bitélmanos, una interpretación de una de las frases de 'happiness is a warm gun', tema versionado el pasado jueves en el Reina Sofía por Katia Labèque y sus chicos y chica Bang Bang. ¿O debería decir chica boom? Les cuento.
Lo interesante del repertorio de los chicos es que uno se puede acercar a él como le plazca. Esto es, se trata de un cancionero tan rico y variado que cada cual según su sensibilidad se puede sentir identificado con uno u otro tema, compositor o época. Esa es una de las razones que les convierte en clásicos. Pues bien, Labèque eligió en su mayoría canciones de Lennon y Harrison (sobretodo del primero), dejando arrumbado a mi querido sir Paul, del que tan solo interpretó tres temas. Y tengo que decir que, para mi, sin duda lo mejor de la tarde fue la versión a cuatro manos de 'When I'm sixty four' sobre piano Steinway de cola (Ver imagen). Alucinante: nos levantó a todos de la butaca. (Pena no encontrarlo en yotuve, lo siento por ustedes). ¡Pero cómo corren esa 20 dedos sobre las teclas no-más!
Vale, es cierto, las canciones de Lennon probablemente sean las más sugerentes y abiertas, misteriosas, interesantes, deformables, inquietantes. Pude comprobar que el estribillo de Lucy in the sky... es más lírico de lo que pensaba, una melodía preciosa y sinuosa en voz de la cantante escultural de la que luego hablaré. Bueno, maldita sea, hablaré de ella ahora. Ver para creer, la banda que acompañaba a la pianista llevaba una cantante escultural, una francesita amazona que movía sus caderas al ritmo de su voz angelical. (Vi -y escuché- caer al suelo más de una dentadura postiza entre el público octogenario asistente). Lo mejor -a nivel carnal- llegó cuando la banda se arrancó con 'Taxman': nunca escuché versión tan sexxxual de este tema que, a priori, podría ser de todo menos sexxxual. (Aunque bien mirado, tratándose de una canción que habla de un cobrador de impuestos british... todo es posible, aunque dé bajón sólo imaginarlo). La cuestión es que hubo momentos de showgirl en barra americana de Las Vegas que me dejaron un tanto perplejo ('taxxxman!!!' ¿parlamentario británico perveso?). En fin, que me voy y me pierdo. La chica tenía una gran voz. La versión de 'I want you (She's so heavy)' me hizo saltar las lágrimas. De nuevo, una preciosa versión en downtempo. También sonó una de esas flores raras del album blanco, 'Glass onion'. Pasear lejos de los tópicos siempre se agradece. Gracias Katie.
En fin, no les aburro, no quiero parecer uno de esos plumillas de revista especializada. Les diré:
Que se perdieron una cosa curiosa que abarcaba desde el flirteo con el kistch (un amigo me dice que sólo hay algo peor que un hortera francés, y eso es un hortera alemán) a la sensibilidad minimalista. Que el auditorio 400 del Reina no sirve como contenedor de Rock (¡más volumen, esto es el rock, señores!). Que los de la puerta son muy amables. Que el concierto estaba incluido dentro del festival 'ellas crean' (y ellos ejecutan, añado yo) para apoyar la causa femenina, y que daban un pedazo libraco a la entrada publicado para promocionar el citado festival y a las artistas participantes. Un tomo que no sé si era necesario publicar. ¿No habría bastado un cuadernillo elegante, pero cuadernillo al fin?
Ayyyy... unos tanto, otros tan poco.
Fin de temporada
Hace 1 año
1 comentario:
Totalmente a favor del cuadernillo en lugar del libraco.
Debía sobrarles presupuesto (o tienen un amigo editor)...
Pan para hoy, hambre para mañana.
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