Además de leer el ABCD las artes y las letras, paso la sobremesa del sábado disfrutando de la Premier League por TV. (Ahh, no te pega nada, me dice un amiga. Vale, bueno, no sé, a mi me pega todo, o casi todo, dejen que me explique…) Tengo que decir que el fútbol me aburre sobremanera, especialmente la liga española, a excepción del juego del Barça y de la propia selección española… el resto, bufff. Pero en la liga inglesa hay algo que me engancha. No entiendo ni papa de fútbol, pero da igual; debe de ser el color verde eléctrico de los campos, la forma en que las redes cuelgan de las porterías, los cánticos de las gradas, la rapidez de los jugadores, la verticalidad del juego (toma ya, esto se lo he oído a Valdano o a alguno de esos), no sé, disfruto, me relaja, aflora mi cerebro reptiliano, me dejo llevar.
Un patriota, un idiota
Mi debilidad es el equipo del Liverpool, no se crean que por los bitels, aunque las filias tengan en común una raíz primitiva irracional. Veamos:
Yo, que me considero esa horterada que llaman ‘ciudadano del mundo’, me aburren los himnos, me asustan las banderas…
Yo, que me quedo con aquello de mi patria en mis zapatos, mis manos son mi ejército…
Yo, muchas veces extraño o extrañado del país donde me ha tocado vivir/sufrir por causas del destino…
Yo... yo reconozco que me mola el spanish Liverpool. No es que me mole: es que me emociona el spanish Liverpool. Sí, doctor, I can’t help it. Pero, ¿por qué doctor? ¿qué he hecho mal? ¿es grave? ¿seré seguidor también de Fernando Alonso…? ¿sufro de patriotitis aguda?
No, no y no. Por favor, dejémonos de moderneces, ilustraciones o francesismo civilizado: estoy apelando a algo mucho más primitivo que todo eso, al canto tribal, a la raíz cultural, la lengua, lo cercano y, sobre todo, la contradicción humana, uno de los regalos más preciados que nos hizo la naturaleza y lo que me permite disfrutar con orgullo (ejem) de los logros de mi vecino carpetovetónico en el mercado extranjero. Cualquier manual de antropología básica me da la razón.
Bueno, vale, zoy epañol
Me mola que haya un tío serio llamado Rafa Benítez (en la imagen, en un marco barroco como si de un dictador de república soviética se tratara), alias el antiepañol de chichinabo y fanfarria, de cachondeo, fiesta y torito, entrenando a un superclub inglés. Y si me paro a analizarlo, sigo al Liverpool porque lo dirige ese palo seco y porque en su plantilla hay varios españoles buenísimos, Riera, Reina… aparte del anglo Gerard, (éste es inglés, sí, un imán carismático, un jugadorazo, amén de farras). Y me jode que me lo hayan medio desmontado llevándose a Xabi Alonso y a Arbeloa, -maldigo al Madrid una y mil veces, Benítez al día de hoy está en el aire-, aunque me sobrepongo con paciencia… porque siempre nos quedará Torres.
Towers
El kid es la repanocha (pronúnciese con la nariz tapada), vale que no es un gran modelo de Emidio Tucci, admito su falta de naturalidad, pero es el mejor delantero de Europa junto a Cristiano Ronaldo (y maldigo al Madrid una vez más por haber desmontado también al Manchester. Ahí se atraganten todos con sus millones). Eso está claro, no descubro nada. Sólo quiero transmitirles que este tío es espectacular en el campo; desde la grada se pueden escuchar las zancadas que da sobre la hierba. Es todo fuerza, habilidad y, sobretodo, fe. El es un creyente, ¡aleluya! Sí, Fernando Torres tiene fe: no hay más que ver el gol a cámara lenta que marcó en la final de la pasada Eurocopa. Puritita fe. Cada vez que me acuerdo se me saltan las lágrimas (perdón, me se saltan las lágrimas que diría una madre de folclórica). La zancada larga, el caracoleo entre defensa y portero, el toque final con la punta de la bota, in extremis, estirando como un boomer la pierna, una auténtica película de suspense ver entrar el balón mansamente en portería. ¡Gol!
The Kop
Pero, ya está bien, que esto no es blog sobre jurgol. Nada más lejos de la realidad. La cuestión es que un buen amigo me ha enviado el video que les he puesto abajo. En él sale la mítica – en ocasiones violenta- hinchada del Liverpool en el supuesto fondo ‘sur’ de Anfield, aquí denominado The Kop, en unas imágenes del año’64. Véanlo y luego me dicen. Estén muy atentos a partir del segundo 55’’. A mi me parece fantástico, algo gayer, incluso enternecedor ver a toda ese bunch of holligans cantando a pecho descubierto...
Y para posdatar, al hilo de esta entrada, no puedo menos que recomendarles un clásico titulado ‘Fiebre en las gradas’ de Nick Hornby (sí, el de Alta fidelidad). No me vale que no les interese el fútbol. El, como seguidor impenitente del Arsenal, les explicará de modo ameno y pedagógico el mecanismo irracional de nuestro lado emocional y la capacidad para el fanatismo del ser humano. Está en Anagrama.
¡Tengan buen día!
Fin de temporada
Hace 1 año
6 comentarios:
¡Buenísimo video!
Si de verdad me van a explicar el mecanismo irracional de nuestro lado emocional y la capacidad para el fanatismo del ser humano, me lo leeré.
Pero solo ha utilizado una vez la palabra Beatle en este post. Sospechoso... una prueba más de que el fútbol nubla el entendimiento.
carpetovetónico, ca.
1. adj. Perteneciente o relativo a los carpetanos y vetones.
2. adj. Dicho de una persona, de una costumbre, de una idea, etc.: Que se tienen por españolas a ultranza, y sirven de bandera frente a todo influjo foráneo. U. m. en sent. despect.
carpetovetónicos... buen nombre para un grupo de garaje.
Gran video. Por fin he entendido, al ver ese vaivén de cabecicas, el verdadero significado de la expresión "marea humana".
Siguiendo con las relaciones futbomusicales, encontré en la red una grabación de la sesión que se marcó el descansado de John Peel en la sala Fabric. La cosa comienza con la narración (en vivo y con un melancólico violín de fondo) del gol que metió ,con la tibia, el defensa Alan Kennedy al Madrid de los garcías y que significó la Copa de Europa del 81 para el Liverpool.
La sesión finaliza, como era de esperar, con el You´ll never walk alone.
Me acuerdo de esa final. yo era un mico ya entonces del atlético. cómo disfruté gracias a esa tibia.
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