...Y QUIZÁ TE QUIERA. Por Alberto MATE aka Dr.Rolls & Reverendo Royce

Este blog pretende ser una suerte de viaje sentimental, un diario personal, un anecdotario vital, una visión subjetiva y personal, qué sé yo, un TODO alrededor de los Beatles. Fanatismos aparte, no se debe confundir con una enciclopedia: los datos sobre los cursimente llamados Fab Four ya se encuentran en la red y en miles de libros; no deseo aturullarles con cifras, fechas e historias manidas. Pasen y disfruten, un splendid time está guaranteed for all.

viernes, 29 de enero de 2010

El atrapacorazones

Así se titula 'The catcher in the rye' en el país vecino, la France. Estos franceses son capaces de todo con tal de incluir las palabras coeur, mon amour o je t'aime en cualquier título. En esta ocasión me quedo con la opción hispana: 'El guardian entre el centeno', título mucho más inquietante y sugerente, amén de cercano al original.

Supongo que ya lo saben: Salinger ha muerto. 91 añitos. Según el NY times ya era un 'muerto literario', un 'bartelbi' que diría Vila-Matas. Y qué. Un tío ya de por sí 'raro raro' y extremadamente inteligente, que participó en el desembarco de Normandía y que vió el horror de los campos de concentración seguramente que se la sudara todo a lo bestia. No hay más que leer la primera página de 'El atrapacorazones' para darse cuenta de que estaba de vuelta. El libro de marras le dio fama y, lo que es más importante, pasta y más pasta para retirarse física y espiritualmente de por vida (por lo visto, al día de hoy, 250mil ejemplares vendidos al año, un buen pico). Les digo que si no lo han leido no pierdan más el tiempo: si no son adolescentes, introdúzcanse en la máquina del tiempo y retrocedan, retrocedan hasta la primera juventud. Lean, devoren la novela, posiblemente disfruten, les revuelva y se revuelvan. Recuerdo con emoción su lectura, igual que la de El extranjero de Camus o En el camino de Kerouac. Son libros donde el corazón hace pom pom. (No se apuren si no tienen una máquina del tiempo a mano. Me han dicho que últimamente están jodidas de conseguir y que hasta tienen fallos. No querría verles aparecer por error en la edad media, con los caballeros de la mesa cuadrada practicando con ustedes 'el medievo'...)

Bueno, en fin, que al hilo de la noticia... supongo que también saben que el asesino de Lennon por lo visto llevaba un ejemplar de 'Catcher in the rye' bajo el sobaco mientras sostenía con su mano la pistola. Si hubiese sido al contrario -que hubiese disparado con el libro mientras sujetaba la pistola con el sobaco-, otro gallo nos habría cantado.

martes, 26 de enero de 2010

El extrañamiento


Permitan me ponga argentino: hace tiempo que quería escribir sobre este tema. Y no hablo del extrañamiento como hecho de extrañar algo o a alguien. Aquí no hay morriña que valga ni gallego al acecho. Aquí voy a hablar de lo que el diccionario de la real academia llama acción y efecto de extrañarse por algo, hablando en plata, me refiero al ‘¿pero qué coño...?’ (en adelante ‘¿PQC....?’) que uno farfulla cuando se topa con una manifestación artística que le deja perplejo. Concretemos.

Cuando hablo de extrañamiento me estoy refiriendo a la razón por la que ‘las señoritas de Aviñón’ estuvieron arrumbadas de cara a la pared en el estudio de Pablo Picasso durante años. Y no es que las mozas estuvieran en bolas –escándalo-. Más bien me inclino a pensar que fue la sensación de extrañeza que produjo el 'cubismo' de sus redondeadas formas lo que las mantuvo escondidas hasta nueva orden, años después.

Es el mismo extrañamiento que produjo el estreno de 'La consagración de la primavera' de Stravinsky, en la recatadita capital del imperio austrohúngaro a principios de siglo veinte. Curiosamente, en este caso único, las iniciales disonancias que hacían retorcerse al público en sus asientos tuvieron final feliz en forma de ovación y aplausos al terminar el concierto de estreno (con ballet de Diaghilev incluido, ojito que los bailarines no colocaban los pies a la manera ‘clásica’, ¡¡escándalo!! PQC...?) ¿Acaso el público maduró su postura durante las horas de representación hipnotizado por los acordes del ruso? Misterios de la humanidad. Las señoritas de Aviñón no tuvieron la misma suerte.

No sé si les va quedando claro el concepto (conceto, si prefieren). Todos hemos tenido alguno de esos momentos místicos de extrañamiento –no sin encabronamiento inicial- y, por mi experiencia, ante el desafío suelen darse dos reacciones opuestas:

- bien curiosidad

- bien rechaaaaazo (descarto la indiferencia y el NS/NC, o los incluyo en este apartado)

Veamos

La curiosidad es lo que te hace avanzar hacia la siguiente pantalla. Después del ¿P.Q.C....? inicial, uno se calma y decide ‘investigar’, dar una segunda oportunidad a la propuesta ‘extrañante’. Muchas veces se le coge gustito, se aprende a apreciar, te mola (el famoso, ‘se hace el oído...’). Otras veces concluyes con que el objeto extrañante es una estafa, o bien consideras que no es próximo a tu sensibilidad. Vale, al menos le has dado una oportunidad, eres un tipo valiente y arriesgado. Por eso, el caso de la consagración de la primavera es raro raro... la pócima extraña de los acordes de Stravinsky hipnotizó al público con su propuesta a priori ‘extrañante’. Picasso se lo curró poco a poco y lo consiguió. Bien lo resume la famosa anécdota sobre el retrato de Gertrude Stein cuando ésta le insinuó: ‘no me parezco en nada’, y el pintor le respondió: ‘no se preocupe, ya se parecerá’. Pues eso.

El rechazo ante ‘lo extraño’, sin embargo, suele ser más común. Es jodido que te remuevan de tu poltrona, te den la vuelta a la cabeza como a la niña del exorcista y te planten en la cara un ‘algo’ que abre regiones del cerebro inexploradas. Buf, qué fastidio. Por eso no se consideren bichos raros si ustedes son a priori reaccionarios. Es normal: las cosas son como tienen que ser, como toda la vida, como se ha hecho siempre, como a usted se lo enseñaron. A pesar de todo y de forma milagrosa, el mundo sigue girando, e incluso... ¡evoluciona!

Anécdota al hilo

Hace unos cuantos años, y a raíz de la polémica ampliación del museo del Prado, se montó un debate en Telemarid. A un lado del ring estaba el catedrático de la Politécnica, intelectual bigotudo, curioso, irónico y azote de tonadilleros, el arquitectoooo Antonio Miranda (no, no le conocen, no es ‘famoso’); en el extremo opuesto, estaba apostado el aristócrata columnista de guante blanco y brocha gorda, el excelentísssiisssímo y cultísssisimo señoooor Ussía (a éste sí le conocen. Vende libros en la feria del libro.). Pues bien, éste señor se enrocaba en que la arquitectura moderna no le gustaba y que no le gustaba. También esgrimía que la ampliación del Prado no le gustaba. Otro de sus argumentos más sólidos era que no le gustaba. Su conclusión: no le gustaba. Ante tal aluvión de dis-gusto, nuestro catedrático de arquitectura no pudo hacer nada sino afearle la conducta por su falta de curiosidad: para amar algo, primero hay que conocerlo. Sin información ni conocimiento, sin exploración, no hay asimilación (siento la petardez que me ha salido, menuda tardecita...). Ejemplo: el pintor Caravaggio en su momento causó extrañeza (¿PQC son esos fondos negros tenebristas? ¡¡¡Escándalo!!!) Fue un apestado. (‘No me gusta’). Puede que me equivoque, pero estoy casi seguro de que al sr. Ussía le encanta Caravaggio. Sí, le gusta, claro, lo ha mamado (con perdón) desde pequeño en su familia aristócrata, culta y refinada. Qué lástima que se quedaran estancados en el siglo XIX.

Y lo puedo entender: el siglo XX ha sido un siglo jodido, plagado de jardincillos extraños, algunos difíciles de desentrañar, sobretodo en el campo de la música. Pero, por otro lado, no me digan que las vanguardias de principios del XX no tienen un rollo divertido y burlesco, primitivo y juguetón donde engancharse (Hablo de ‘La edad de oro’ de Buñuel, de los juegos de Duchamp, del circo de Calder, de los poemas de Eluard...). También es cierto que al día de hoy estamos demasiado resabiados: nos sorprenden pocas cosas. Ante el aluvión de estímulos estamos semianestesiados. El siglo que recién terminó nos ha agotado de alguna manera. No se me apuren: siempre nos quedarán los grandes momentos de Muchachada Nuí ('Conejo' es de lo más ‘extrañante’ que he visto en el último año), los experimentos de Ferran Adriá, o los chochos de Barceló.

Se preguntarán

‘¿PQC tiene todo esto que ver con los bitels?’ Pues sí, pues sí, pues sí.

La idea de esta entrada me surgió pensando en la primera vez que escuché el crescendo de la orquesta en ‘A day in the life’. Recuerdo mi extrañamiento, yo, acostumbrado a las canciones yeyés de los chicos, sentado en mi habitación con los auriculares, a medianoche, el sargento pimienta sobre el plato. Por un momento pensé que el disco estaba rayado o que estaba siendo poseído por satánnn. Cuando la orquesta se relajó recuperé el resuello. El momento se me quedó grabado en la trompa de Eustaquio (bueno, no, en el cerebro).

Recientemente he leído un libro que habla de ese momentazo y de otros muchos millones de momentazos de la música en el siglo XX. Se titula ‘El ruido eterno, escuchar al siglo XX a través de su música’ (Seix Barral) y lo escribe de forma amena y divertente -como buen americano- el crítico musical Alex Ross. No se atoren si no son expertos en clásica, este señor se lo pone fácil, cuenta grandes anécdotas y hasta yo mismo he recorrido sus páginas con avidez de principiante. Se habla de los bitels y se habla de Stravinsky y de Schoenberg de Strauss y de Cage y de Reich y de la Velvet underground y de Sonic youth, etecé etecé etecé. Pero cuidado: tómenselo con calma y no se empachen. Salten páginas, suban y bajen, consulten, pásenlo bien. No hay drogas sino dosis.

(Lo reconozco: una vez más he pecado de pretencioso. Esta entrada no vale ni como introducción. El tema de ‘el extrañamiento’ daría para una o varias tesis doctorales apasionantes. Lo sé. Pero no puedo resistirme a condensar grandes temas de la humanidad en espacios ridículos, ¿será por mi deformación profesional de compositor de canciones de tres minutos...? Mientras reflexiono sobre esto, les propongo que participen y me cuenten los ‘extrañamientos’ que ustedes hayan vivido en primera persona. Suyo. Monsieur Mate.)

martes, 19 de enero de 2010

Alargadores de p -enes-

Tengo una amiga que llama así a los cochazos y las motazas: alargadores de 'p -ene-' (disculpen los guiones altos: casto blogger no me permite usar tal palabra, he tenido que engañarle). Según las leyes de la proporcionalidad, cuanto más potentes, más deportivas, más 4x4, más molonas o más caras son las máquinas, más largo es tu 'p -ene-'. Generalmente, es la crisis de los 40 lo que legitima al hombre para comprar un buen alargador en forma de Triumph, Porsche Cayanne (Chayane??), BMW o Toyota guays, pero también se puede darse de manera prematura, o ya cuando uno está cercano a la jubilación o senectud. Reconozco que nadie se salva de la tentación del alargamiento del p -ene-, así que nunca diré ‘de este agua no beberé’ o, mejor dicho, ’este p -ene- no alargaré’ (siento el chascarrillo, no pude evitarlo, hoy me siento ‘gozoso’ –gososo ensudamérica-). No entro a juzgar este procedimiento fácil que se ejecuta a golpe de talonario. Nunca se sabe o, como decían los chicos, tomorrow never knows.

De todas maneras, no me gusta andar en coche: huelen raro -sobre todo al principio-, me mareo en la parte de atrás, se tarda mucho en llegar a los sitios. Vale, conducir me gusta, pero no mucho rato, me canso, me estreso, me pone de mal humor esperar la ‘cola’ (tal como llaman los venezolanos al atasco). Madrid es un asco indescriptible donde toneladas de individuos mueven su cipotillo conquistando metro a metro la eme-treinta. Hacen lo que pueden. Por otro lado, no logro comprender cómo es que en pleno siglo XXI los coches ruedan por el suelo. Según ‘Regreso al futuro’, a estas alturas deberíamos estar levitando a un palmo del suelo por lo menos. También me parece increíble que se sigan tardando 6 horas en hacer el trayecto Madrid-Barcelona. Y el fracaso tiene un nombre: el gremio de los ingenieros (y físicos). Esta panda de señores/as están más preocupados en ser ejecutivos de Renault –por ejemplo- que en dar con la propulsión electromagnética ingrávida. Y eso no puede ser. (Esta afirmación gratuita es muy de tabernilla. Disculpen el descuido y no me la tengan en cuenta; éste es un blog que a veces se me ‘tertulianiza’).

Pero les contaré un secreto, una pequeña debilidad de adolescencia (por favor, no lo vayan diciendo por ahí...). En aquella tierna edad soñaba con conducir algún día el mítico modelo Rolls Royce de John Lennon. Siempre me fascinó ese cacharro. La experiencia de conducir un bicho de esos, a pesar de ir rodando por el suelo, seguramente sea como la de navegar en un buque sobre el Támesis. Escucharía vinilos en el tocadiscos de serie y me podría recostar sobre los asientos transformados en cama. Podría ir a Almería y atracar mi buque junto a la playa. Compondría una canción titulada ‘Campos de plástico para siempre y olé –versión actualizada de Strawberry fields-. Eso sí, no tendría chófer, menudo perezón tener un tío con gorra todo el día ahí sentado como un pasmarote. (Miren la fotaza que ilustra este texto: año 1966, Lennon con su Rolls en Almería y sus recién descubiertas gafas filmando la peli ‘How I won the war’).

Pero... stop dreaming!

Al día de hoy me contento con mi bicicletilla, que no es poco. Corro por las callejuelas y hasta mi pito se pone feliz (!). Pero nunca se sabe, quizá algún día les pueda invitar a dar una vuelta en mi flamante Rolls modelo levitante –ruedas recogidas- propulsado con energía solar. Prometo que les llevaré donde me pidan.

(He encontrado esta página donde pueden leer en el idioma de su graciosa majestad la rocambolesca historia del mítico Rolls de marras. Les recomiendo que le echen una lectura. La historia se las trae).

miércoles, 13 de enero de 2010

Un nuevo comienzo


No se vayan todavía, aún hay más. Esta semana me será imposible escribir una de esas reconstituyentes entradas sobre el peso de la lírica bitel en la cultura occidental, por lo cual les pido mis disculpas. Pero no se apuren, volveré la próxima semana con nuevos capítulos de 'gente que estuvo allí', y más temas descascarillantes propios de este blog. Mientras tanto, les invito a visitar el blog de Fran Nixon (pinchen aquí), aprovechando que el 8 de enero pasado escribió una entrada bitélfila.

El año 2010 nos va a deparar muchas emociones a los seguidores bitemaníacos, se lo digo yo. Manténganse a la escucha, y no olviden ringorizarse (ringorize en inglés) y paulmaccartneyzarse.

jueves, 7 de enero de 2010

Arrrrrebato

Que me da que me daaaa...

El conserje del Dakota, testigo insólito de la infamia y el dolor del asesinato, nos ha enviado a través de un comentario en el api nu yiar el enlace que les muestro abajo. Sorprendido me he quedado ante el despliegue de rotulador del autor de Arrebato (mejor película española de la historia para muchos y modernos / rollete de peli con voz de teleñeco para mi). Por ello he decidido abrir esta entrada para que ustedes pasen y vean este currado video casero datado en el bonito año del '69. Sin duda, Zulueta demostró ser un bitélmano recalcitrante buen conocedor de las personalidades de cada cabeza del monstruo. Que viva y olé.

sábado, 2 de enero de 2010

A veces sueño con Rickenbackers (IV)

Queridos Melchor, Gaspar y Obama:

Como este año me he portado muy bien, tan bien, tan bien, que la generosidad me ha llevado a abrir este blog para extender mi sabiduría, etc. por el mundo, les quiero pedir que no sean tan cabroncetes como con el Scalextric cuando era pequeño y que me traigan una de esas Rickenbackers rojitas que tanto me gustan. El modelo de la foto sería suficiente, aunque se admiten 'fireglos', 330, serie 600, 12 cuerdas... siempre que no sean color madera. Fácil se lo pongo a sus majestades, pinchen aquí para acceder a la web oficial, busquen el distribuidor más barato de oriente, muevan pajes y camellos y... ¡a por ello!. Luego no me digan que no se lo pongo fácil.

Agradecido y a sus pies.

Alberto Mate


Ps. Prometo dejarles el vasito de leche, la madalena, el gin-tonic, el carajillo, un sol y sombra, y, of course, el cubo de agua para que abreve su arcaico medio de transporte.


...
(Sí, ya lo sé, la cosa está jodida, pero no me lo nieguen: he de intentarlo)

Datos personales

Mi foto
Madrid, Spain
Es compositor, productor y arreglista en musicasdecamara.com *********** Aparte de su proyecto musical personal M A T E (www.matelaweb.com), Alberto es parte del duo Plastic d'amour, y colabora con Las Escarlatinas, Cristina Georgina y Beldivioleta. ****** Su trabajo más reciente ha sido la producción del libro-disco infantil 'Casi un musical' que será publicado en el sello SIESTA (www.siesta.es) a primeros de 2011. En él colaboran Irene Tremblay, Loquillo, Malcolm Scarpa y Jabier Muguruza. *******

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