Vi Let it be el año pasado dentro de un ciclo que el círculo de bellas artes de madrid dedicaba al cine y el rock. Fue en julio, pleno verano, entre semana, a las cinco de la tarde, bien derretidete caminé hasta la sala con la excitación propia del momento: era la primera vez que veía esta película; en madrid se estrenó en su momento, en los 70, pero yo entonces debía de estar ocupado en brazos de mamá. Para mi asombro la sala estaba prácticamente llena, eso me hizo pensar que: la gente es muy bitélmana / se trabaja poco en la capital / se trabaja pero hay mucha baja laboral, en fin no sé, la cuestión es que la sala estaba llena de incondicionales, lo que no me impidió conseguir butaca en fila cinco centrada, perfecto!
La copia, como pasa muy a menudo en el círculo -desgraciadamente-, resultó ser bastante mala: mucho nube de hilillo negro, mal sonido... pero la emoción y las ganas tantas, que lo perdoné todo. No sé quién dijo que Let it be era una peli mediocre: Los Beatles son Dios y Sir Paul su profeta capaz de atreverse con todo,(
pero de dóoonde saliste, carahuevo cóoosmico?! Vale sí, Lennon es mi favorito, es genial, pero sir Paul aquí está que se sale). Si hay algo que estos tíos hacían bien era cantar. Cantaban muuuy bien, empastaban las voces, el grupo rodaba, sí, vale, discutían, bla bla, cada uno a su puta bola, bien, pero cuando se ponían a tocar y se apoyaban unos en otros... aquello funcionaba, era mágico... y la peli lo plasma.
Memorable el dúo en two of us frente al micrófono. Memorables tantos momentos... que el concierto final en el tejado se hace sublime. El concierto del tejado debería estudiarse en las escuelas. Es un trabajo de GRUPO con mayúsculas, sin máscaras, sin trampa ninguna, directa, desgarrada y verdadera, capaz de transmitir todas las emociones sílaba a sílaba, acorde a acorde: don't let me down, all i want is you, get back (por cierto, sorpresa al ver a lennon tocar torpemente el riff que yo suponía de Harrison. Cuánta ternura)...
Pero para mí, el momento lagrimilla final se produce cuando entrevistan en la calle durante el concierto a un entrañable abuelete british con pinta de haber luchado contra los boers que, con la música atronando la calle, dice algo así como (y cito de memoria): 'estos chicos son un orgullo para el país y, además, hacen buena música'. Yes, we can. (En una próxima entrada hablaré sobre el binomio Churchill/Beatles como los iconos del siglo XX en UK.)
Gasté algún kleenex, produje endorfinas y, como diría Juan de Pablos, regresé a casa lleno de 'vitaminas pop' y unas ganas inmensas de seguir escribiendo canciones. Así lo hice.