...Y QUIZÁ TE QUIERA. Por Alberto MATE aka Dr.Rolls & Reverendo Royce

Este blog pretende ser una suerte de viaje sentimental, un diario personal, un anecdotario vital, una visión subjetiva y personal, qué sé yo, un TODO alrededor de los Beatles. Fanatismos aparte, no se debe confundir con una enciclopedia: los datos sobre los cursimente llamados Fab Four ya se encuentran en la red y en miles de libros; no deseo aturullarles con cifras, fechas e historias manidas. Pasen y disfruten, un splendid time está guaranteed for all.

miércoles, 30 de junio de 2010

El patio de colegio

(Se preguntarán qué hace Chenoa con flequillo bitel en este sacrosanto blog... Todo tiene su explicación, sean pacientes).

Hubo un tiempo en que los chicos fueron 'indis'. Sí, esa etiqueta british de grupo independiente que por estos lares se asocia al más puro amateurismo o 'los-chicos-tienen-actitud/candor-ya-aprenderán-a-tocar'. El mundo indi hispano es un mundo jodido, circunscrito a un patio de colegio minúsculo donde todos juegan al fútbol con una sola pelota y las patadas vuelan por los aires. Meter gol es inútil, jamás llegarás a primera división, los campos de fútbol de verdad quedan muy lejos y la segunda división es inexistente. No hay más solución que arrastrarse por los lodazales de tercera regional.

- Eh, calma, calma.
- Vale, me calmo, es que el calor puede conmigo. Venga, arranco el Rolls. Me gusta el sonido de su motor, casi inaudible. Vamos de paseo, pincho el tocadiscos, qué relax, qué gusto.
Les cuento.

Los bitels, al principio de los tiempos año '63 fueron indis en las Américas. Como lo oyen. Eran esos tiempos en los que los chicos se iban haciendo cada vez más grandes en las islas, grandes como un muñeco hinchable gigante que lo iba engullendo todo a su paso mientras los altos ejecutivos de las multis americanas rechazaban la posibilidad de un desembarco americano: 'esto no va a interesar a nuestra juventud americana', supongo que dirían. Fue por ello que Brian Epstein -Eppy para los amigos y manager del monstruo- decidió negociar los primeros singles con pequeñas compañías que hacían tiradas limitadas (no sé, pongamos que 5000 copias, por ejemplo), y que se malvendían a causa de la falta de promo e infraestructura (distribuir un producto en las inmensas américas requiere muuucho dinero y esfuerzo).

Las cosas no son tan fáciles, los milagros no existen: los bitels vendieron unos cuantos cientos de copias 'indis' -mal que bien- en los estates (ahora esas copias deben de valer millones para los frikis coleccionistas) antes de que Capitol decidiera apostar por ellos y ponerlos en órbita momentos antes del aterrizaje de la Pan am en el JFK en febrero del '64. Para entonces, miles de chicas histéricas ya estaban apostadas en las terrazas del aeropuerto: les había llegado la información a través de las radios, los singles de los bitels sonaban hasta en Minesota; sus vinilos se podían comprar hasta en Fargo -imagínense la pasta que puso Capitol en kilos de vinilos e infraestructura para su distribución-. Vamos, que el patio de colegio se convirtió en el Shea Stadium. La vida siguió y el resultado ya lo conocen todos ustedes; los bitels se convirtieron en un fenómeno de masas.

Y ahora, saltemos en el tiempo.
Quiero decir que cuando los chicos, a finales de los '60, decidieron volver a sus raíces y se llegaron a plantear tocar en directo para sus fans, se barajaron diversas posibilidades, entre ellas:

1. El desierto del Sáhara en pena Libia (ya por entonces gadafidesca, cágate lorito). Se descartó para evitar lipotimias insolaciones y deshidrataciones de millones de fans enloquecidos.
2- El Everest: idem, pero con la añadidura del mal de altura.
3.- La cubierta del edificio de Apple. No quedaba más remedio que jugar en casa y así se hizo aquel concierto, hasta que llegó la poli...

Los chicos ya no podían tocar más que en grandes estadios como luego harían los rollin'.

Eso no ocurre muy a menudo, no se crean. La posibilidad de tocar en un Rock in Río está al alcance de muy pocos. Así que volvamos al patio, el sudor, y la realidad del día a día.

Hace un par de semanas estuve en un par de conciertos:

Concierto de música independiente en la sala el Sol. Martes, afluencia 50 personas aprox. público indi 30-40 años, solitarios, desperdigados, tercio en mano, movimiento de cabecita arriba y abajo al ritmo de dos baterías, dos bajos y una guitarra eléctrica cañita para el cuerpo. El promotor -que era el propio grupo que tocaba- casi no habían hecho promoción, ni carteles, ni mucho ruido por internet. Es una lástima, porque si se hubieran llamado The Crazy Francis Trio, tuvieran barbota, y vinieran del páramo de Wisconsin, la sala probablemente se habría llenado -o no-, bendecidos los Francis por la prensa especializada. Lástima que el tipo se llamara Paco Loco trío y viniera del puerto de Santa María. Hay que tomarse la vida con humor: Paco celebró que hubiera 50 personas, su trío nunca tocó delante de tanta audiencia. Un éxito.

Concierto de eso que se encuadra en el mainstream de artista de la todopoderosa SONY. Era una solista de pop-flamenquito tan de moda hoy en día, sala Penélope, Madrid, con aforo de 1000 personas. Calculé escasa media entrada, público de camisa de rayas, alguna gomina, chicas con el pelo liso largo, bolsito sobaquero, camisa blanca, moreno de playa, Alpes, uva. Chenoa, desde un altillo observaba la evolución del concierto como una diosa vestida de blanco refulgente bajo el fluorescente azul de pescadería. (Lo reconozco: soy fan de Chenoa desde que se arregló la piñata para mejorar los armónicos de su poderosa voz). Ahí estaba apoyando a su amiga y compañera de sello. Estupendo.

El público enloquecía con cada estribillo, siempre una octava por encima de las estrofas y cantado con una pasión raphaelesca al borde de la lágrima: la pasión y la raza españolas al servicio del arte. Óle con óle. Decir que la propuesta era de calidad y que la chica había hecho estudios (5 años en Madrid, dijo) y aquello se notaba: bien con la guitarra, buena voz, acompañada por un batería excelente, y unos teclista y guitarra con pésimo gusto estético.
Disfruté viendo a los 'jóvenes' de 30-40 años desgañitándose mechero, digo, móvil en mano. Hacía tiempo que no mascaba tanta pasión en un concierto. Me gustó: las canciones son importantes, nos llevan a momentos muy íntimos, eso me pareció.

Como les decía, calculo media entrada... teniendo en cuenta que la lista de invitados era de tres hojas impresa con letra times new roman 12 puntos, imagínense...
Malos tiempos estos que corren cuando un espectáculo promovido por una tal Sony no logra ni tres cuartos de entrada en un garito mediano de Argüelles, Madrid.

- No, pero a la gente le gusta la música: los conciertos se llenan.
- Y una polla.
- Eh, calma, calma, dr.Rolls. ¿Qué fue de su gentlemanismo? Recuerde que conduce el vehículo de un caballero.
- Cierto, lo siento, es el calor, no puedo con él. Mejor cállese o le dispararé con mi pistola.

Queremos saber
Ahora, mis preguntas son las siguientes:
¿Por qué en el mundo indi hay tanta pasión y conocimiento por la música y tan poco interés por su técnica... y viceversa? ¿Por qué los artistas 'grandes' tienen tanta técnica y tan poco bagaje cultural?¿Se puede ser más antagónico al respecto del mundo indi intelectualizado?
¿Estoy cayendo en el tópico o en el estereotipo?
¿Por qué Sony no es capaz de llenar una sala?
¿Si hubieran anunciado que la mediática Chenoa saltaría a la arena para cantar un dueto con su amiga la sala se habría llenado? ¿Si Paco Loco se llamara 'Crazy Francis' otro gallo le habría escuchado?
¿Se me va a gripar el rolls con tantas preguntas y tan pocas respuestas?

No me respondan ahora, háganlo después de la publicidad.

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Para celebrar el Día de la Música, esa cosa tan etérea que acompaña nuestras alegrías y sinsabores, colgué una versión en castellano de la canción 'I like birds' de Eels en mi web. Se titula, no podía ser menos, 'Me gustan los pájaros' y está interpretada por el mismo que les escribe estas palabras. Disfrútenla, está hecha con mucho cariño.

Nota a pie de página
Comentarles que la semana pasada fui al concierto de mis amigos Mittens y, afortunadamente, la sala el Sol estaba bastante llena. La vida sonrió por un anoche. El patio indi celebró el gol: tienen un disco estupendo. Quizá algún día lleguen a semifinales. Nunca se sabe o, como decía aquél, Tomorrow never knows.

Y para rematar, aquí les dejo con mi querida y recatadita Chenoa cantando a los chicos junto al coro Kennedy. Disculpen el sonido de mierda.

6 comentarios:

Mylodon Darwinii Listai / Milodón dijo...

Todas esas preguntas tienen una sóla respuesta: Facebook & otras redes sociales.
Ya nadie necesita salir de casa para divertirse. Y menos para ver a Chenoa...
:(

Alberto MATE dijo...

¿Quieres decir que -parafraseando a Dámaso Alonso- Madrid ya no es una ciudad de un millón de muertos sino de enjutos mojamutos?

al dijo...

Hablemos también de la desidia de los técnicos de sonido (bajistas de heavy todos ellos) y de las ganas que entran de tumbarles de un botellazo y asumir los mandos.

También de por qué se habla de estética y contexto en lugar de hablar de música y de lírica. Este blog es un oasis.

Sólo felicitarle por "los pájaros" y por la "estatua de Marichalar", deliciosas ambas.

Por cierto, los insultos le sientan bien.

Un saludo!

Mylodon Darwinii Listai / Milodón dijo...

jajajaja!

EXACTO

Dios mío, eso que acabas de decir me va a dar para un post, con permiso

Alberto MATE dijo...

Gracias!

Trataré a pesar de todo de volver a la buenas maneras, aunque nunca se sabe... el mundo está loco loco.

@pita_yang dijo...

enhorabuena. a mí también me gustan los pájaros -y la versiones molonas.
http://cosasqueyamuerenbajoelsol.blogspot.com/

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Madrid, Spain
Es compositor, productor y arreglista en musicasdecamara.com *********** Aparte de su proyecto musical personal M A T E (www.matelaweb.com), Alberto es parte del duo Plastic d'amour, y colabora con Las Escarlatinas, Cristina Georgina y Beldivioleta. ****** Su trabajo más reciente ha sido la producción del libro-disco infantil 'Casi un musical' que será publicado en el sello SIESTA (www.siesta.es) a primeros de 2011. En él colaboran Irene Tremblay, Loquillo, Malcolm Scarpa y Jabier Muguruza. *******

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